Según una publicación en 'The Telegraph' el trabajador ferroviario Charles Simon, declaró el viernes en una entrevista a la prensa francesa que su empleador, el operador nacional de ferrocarriles SNCF, lo eximió del trabajo diario en 2003 después de que el empleado realizara una denuncia por sospechas de corrupción por un valor de 20 millones de euros.
"Después de tres años de trabajo en el departamento de logística, descubrí un fraude basado en falsas facturas de transporte", comentó Charles Simon. El empleado alertó a sus gerentes, pero fue trasladado rápidamente a otra sucursal de la empresa, donde no le ofrecieron un nuevo puesto de trabajo, aunque le siguieron pagando el mismo salario mensual. "No tenía más remedio que quedarme en casa", dice Simon.
En lugar de simplemente recibir dinero y disfrutar de su tiempo libre, el empleado escribió varias cartas a Guillaume Pepy, presidente de la SNCF, reclamando una compensación. "Estoy pidiendo una indemnización por el daño que me han causado. Si no me hubieran dejado de lado, habría podido tener una buena carrera", comenta Charles Simon.