La fruta, denominada Artocarpus heterophyllus en latín y jaca, yaca, jack o panapén en español, apesta y, si no se la trata de alguna forma, se conserva durante un par de semanas. Sin embargo, en países como Vietnam, Filipinas, Malasia, Sri Lanka y Bangladés la gente la consume sola y prepara una gran variedad de platos con ella.
En Bangladés "a menudo es considerado el segundo cultivo más importante después del mango", explica Nyree Zerega, bióloga del Jardín Botánico de Chicago, en declaraciones al portal Business Insider. Según explica, en este país casi cada hogar cuenta con un espacio para un árbol de jaca, del que aprovechan tanto la fruta como la madera.
Un árbol de jaca puede dar hasta 150 frutos en dos temporadas de cosechas en un año. Cada fruto puede pesar hasta 35 kilos y medir hasta un metro, aunque normalmente son más pequeños. Los frutos consisten de cientos de lóbulos ricos de vitamina C con una semilla llena de proteínas, potasio, calcio y hierro.
El valor nutricional de 100 gramos de esta fruta es de 105 calorías. Es decir, que un solo fruto puede servir de cena para una familia entera, de acuerdo a Zerega. Y no solo por su tamaño y las calorías que contiene, sino también por la gran variedad de platos que se pueden preparar con ella, tal vez más que con cualquier otro cultivo. Se lo puede comer maduro o aún verde, crudo o cocinado durante horas. Se lo puede secar, asar, conservar e incluso moler para obtener harina.
Sin embargo, en la India, un país donde 180 millones de personas viven por debajo del umbral de la pobreza, según el Banco Mundial, la gente casi no come jaca y un 75% la desperdicia. Eso se debe ante todo a su reputación como fruta de los pobres, según Zerega. "Irónicamente, en la patria de la jaca todavía no entendemos su importancia", se queja a Business Insider el periodista Shree Padre, del Estado indio de Kerala, que busca popularizar la fruta.
Con las hojas del árbol se alimentan animales en granjas, mientras que su corteza de color naranja se usa tradicionalmente para teñir la ropa de monjes. El árbol produce, además, una sustancia pegajosa que puede servir de pegamento. Además, como es un árbol y no tiene que ser replantado cada año, cultivarlo es mucho más fácil que los cereales como el maíz, por ejemplo, recuerda el portal.