El neurólogo estadounidense Tony Wyss-Coray, del Instituto de Neurociencia de la Universidad de Stanford, en una entrevista con el diario español 'ABC' sugirió que la fuente de la juventud podría estar en la sangre joven, en la que algún factor es capaz de revertir el envejecimiento, y viceversa, la sangre procedente de ratones viejos perjudica a los más jóvenes.
"Seguimos trabajando en tratar de entender cómo la sangre joven, y en concreto la fracción soluble de la misma, llamada 'plasma', es beneficiosa para el cerebro envejecido. Mientras tanto, nuestra investigación continúa para demostrar no solo que el plasma de ratones jóvenes es bueno para los cerebros de los ratones más viejos, sino también que el plasma humano joven puede mejorar la función cognitiva en los ratones viejos. Si esto se puede traducir a los seres humanos, se podría decir que la fuente de la juventud puede estar dentro de nosotros, y que se seca a medida que envejecemos", dijo el científico.
Además considera que las personas centenarias viven tantos años gracias a una combinación de la genética, la interacción social, la dieta y la actividad física. "Creemos que hay factores en el plasma que pueden afectar a la longevidad y que los centenarios tienen una mejor combinación de estos factores que las personas que mueren más jóvenes", agregó Wyss-Coray.