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Palabras e historias que no se pueden contar: Revelaciones de un controlador aéreo

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La entrevista a un controlador aéreo revela detalles inesperados y poco conocidos sobre ese oficio.
Palabras e historias que no se pueden contar: Revelaciones de un controlador aéreo

Cuando hay vuelos que transportan a gobernantes de los países, hay que dejarlos pasar primero: en el cielo, al igual que en las carreteras, no todos son iguales. Por supuesto, esta información es secreta, pero yo prefiero no saber quién vuela y hacer bien mi trabajo

El portal ruso Moya Planeta ha realizado una entrevista a un controlador aéreo, sin revelar su identidad, y quien ha contado detalles que permanecen fuera del alcance de los pasajeros comunes. En el diálogo, el controlador que trabaja actualmente en un centro de dirección de vuelos, reveló detalles sobre las tareas cotidianas que realiza y los problemas con los que debe lidiar día a día.

Atascos en el aire

Igual que en las carreteras, en el aire también hay atascos: los aviones comienzan a dar vueltas a la espera del aterrizaje, y es el controlador aéreo quien regula desde tierra el tránsito y decide cuándo se efectuarán los aterrizajes. Puesto que el tiempo que transcurre tras el aterrizaje de un avión y el despegue de otro es de unos 2 o 3 minutos, en caso de atascos, los controladores deben trabajar con mucha rapidez y cuidado para que todo se desarrolle con normalidad.

Sin embargo, a veces las cuestiones climáticas, las diferentes velocidades con las que vuelan los aviones u otras causas producen irregularidades en la planificación. Entonces, con ayuda de los ordenadores que calculan el tiempo estimado de la llegada de cada aeronave, el controlador puede pedir que los pilotos regulen la velocidad según las necesidades.

Organización interna

El horario que siguen los controladores aéreos es, según el entrevistado, de tres días laborales, seguidos por tres días libres. El primer día se trabaja por la mañana, el segundo de día, y el tercero de noche. El primer día libre se suele utilizar para dormir y reponer fuerzas.

En el lugar de trabajo de un controlador aéreo hay una pantalla, mandos de control especiales, paneles de manejo de radiofrecuencias y dos auriculares. Al mismo tiempo, dos controladores trabajan con los mandos de control: uno de ellos da órdenes al piloto, y otro analiza la situación y está listo para prestar ayuda. Durante la jornada, los controladores deben descansar cada dos horas durante 15 o 20 minutos, durante los cuales pueden ver tele, tomar café, pasear o leer.

Asimismo, cada día laboral empieza con una revisión médica, seguida por una reunión con los superiores, en la que se discuten cuestiones meteorológicas, el orden del día, y se comunica si se espera algún avión especial, militar o con personal político. "Cuando hay vuelos que transportan a gobernantes de los países, hay que dejarlos pasar primero: en el cielo, al igual que en las carreteras, no todos son iguales. Por supuesto, esta información es secreta, pero yo prefiero no saber quién vuela y hacer bien mi trabajo", sostiene el controlador.

Dificultad adicional

No siempre se sabe cómo salir de las situaciones difíciles, que son bastante comunes. Según el controlador entrevistado, a veces resulta complicado trabajar con los pilotos, puesto que no siempre siguen las órdenes dadas: pueden equivocarse y llegar a desviarse en la dirección opuesta o escoger otra altura. Entonces, los controladores deben insistir para mantener el control de la situación.

El idioma de comunicación es especial y técnico, señala el controlador. Según él, el lenguaje corriente prácticamente no se utiliza en las conversaciones laborales, y solo se recurre a él en casos extremos, cuando los pasajeros se sienten mal o si hay un problema con la aeronave. "Nos comunicamos con frases preestablecidas, ya que no se puede utilizar palabras de la vida normal porque pueden ser malinterpretadas", asegura.

El trabajo requiere de mucha concentración. Se considera que un controlador debe trabajar con 40 aviones por hora. Sin embargo, en situaciones extremas, los controladores pueden superar esa cantidad, trabajando con hasta 21 aviones al mismo tiempo. El estrés en estos casos es inevitable, sositiene el controlador.

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