Respeto a la tradición, identidades culturales, xenofobia, discriminación, sumisión de la mujer, respeto a la diversidad, sentimientos religiosos, intereses políticos, educación de los hijos, derechos de los inmigrantes... está claro que el velo islámico pone en la mesa demasiadas cuestiones al mismo tiempo y su simple mención es casi una garantía de encendidas polémicas.
En Europa acaban de tener lugar tres acontecimientos que ponen de manifiesto el difícil encaje que tiene este asunto en nuestro sistema normativo, y la enorme complejidad ético-jurídica de su eventual legislación.
Uno de estos acontecimientos es el respaldo mayoritario del parlamento búlgaro a una propuesta de ley presentada por la coalición nacionalista de derechas Frente Patriótico, para prohibir el uso de prendas de vestir que tapen la cara en espacios públicos. En Francia, Holanda o Bélgica ya se han aprobado leyes similares, que de hecho han restringido mucho el uso de algunos tipos de velo islámico, como el niqab o el burka. En Bulgaria viven alrededor de 7,2 millones de musulmanes (el 12% de la población), aunque el uso de estos velos integrales no está demasiado extendido entre ellos.
La polémica con respecto al velo islámico también se ha dejado sentir en España, un país en el que la población musulmana asciende a 1.732.000 personas y representa el 3,6% del total. Concretamente, en el País Vasco, a principios del mes de junio, los padres de una niña musulmana de 10 años se han negado a que su hija se quite el velo para entrar en el aula, tal como exige la escuela en su reglamento interno, que prohibe a los alumnos ir a clase con la cabeza cubierta por cualquier tipo de prenda.
La asociación de padres y madres del centro respalda a la dirección del colegio, por lo que tuvo que intervenir el Departamento de Educación del Gobierno vasco. "Los intentos de acercar posturas no han dado sus frutos y, con la intervención de la inspección educativa, se ha adoptado una medida transitoria que consiste en que la niña no puede entrar en el aula con velo, pero sí a las estancias de la dirección, a las que se desplazan los profesores a impartirle las materias que sus compañeros reciben en su clase", explica un diario local.
Por otra parte, Europa también ha visto como la abogada general de la Unión Europea, Julianne Kokott, delaraba que las empresas europeas pueden prohibir a sus empleadas que lleven velo, ya que esta prenda "vulnera la neutralidad religiosa".
Su pronunciamiento viene a refrendar el despido Samira Achbita, una mujer musulmana que perdió su trabajo en Bélgica tras manifestar su intención de llevar velo durante la jornada laboral. "Según la abogada, no existió discriminación hacia la empleada porque la empresa en cuestión prohíbe que se exhiban símbolos políticos, filosóficos o religiosos en el puesto de trabajo. Aunque se trata solo de la opinión de la letrada, el Tribunal Europeo de Justicia suele respaldar la gran mayoría de sus posiciones", informa el diario '20 minutos'. Ésta es la primera vez que la justicia comunitaria europea se pronuncia sobre uso del velo islámico.
David Romero