
El café se inauguró en abril de 2011 en la capital de la provincia de Java Occidental, la tercera ciudad más populosa de Indonesia, y mantuvo las puertas abiertas hasta que un grupo de periodistas locales dio el grito de alarma. Sin embargo, residentes descontentos llevaban tiempo quejándose en las redes sociales de la existencia de la controvertida cafetería.

El propietario del establecimiento, Henry Mulyana, decidió cerrar temporalmente su polémico negocio, pero dijo que no se consideraba culpable. "Soy un hombre de negocios, no un político. Tengo el derecho de diseñar mi cafetería como quiera, lo más importante para mí es atraer a los clientes. Estoy seguro de que no violo ninguna ley", aseguró.
Las autoridades locales ya están investigando el caso del restaurador indonesio y explican que es necesario analizar la situación y tomar una decisión que satisfaga tanto a la sociedad como a un hombre de negocios que ofrecía puestos de trabajo.