Tras sufrir una apoplejía, un anciano británico no puede sentir nunca tristeza

Malcolm Myatt, un británico de 68 años de edad, siempre se siente feliz. La causa es muy simple: tuvo un derrame cerebral que le afectó el lóbulo frontal, la zona responsable de controlar las emociones.
Myatt sufrió una apoplejía en 2004 y desde entonces casi no siente la parte izquierda de su cuerpo, no tiene memoria corta (es decir, se acuerda muy bien de los acontecimientos de hace 20 años, pero no puede recordar qué hacía el día anterior) y no es capaz de sentir tristeza. "Casi ya no me doy cuenta de que no siento tristeza. Son otras personas las que me miran de una manera rara. Adoro decir bromas, siempre lo adoré, pero ahora quiero que otra gente también se sienta feliz", confesó el hombre al diario británico 'The Daily Mail'.

Grandfather claims he can't feel sadness after stroke destroys part of his brain http://t.co/Iy7M6sJbT6 pic.twitter.com/yJS23Ts9Jb

— Daily Mail Online (@MailOnline) August 12, 2013
Según Clare Walton, de la Asociación de Apoplejías, los sobrevivientes de derrames cerebrales suelen tener dificultades para controlar sus emociones, pero no se conocían casos en los que alguien perdiera una emoción por completo.

Por su parte Kath Myatt, la esposa de Malcolm, comenta que la situación de su marido a veces tiene efectos indeseados, ya que junto con la tristeza perdió también la habilidad de juzgar qué es conveniente decir a la gente y qué no. Por ejemplo, seguirá sonriendo y haciendo bromas en funerales o dirá a alguien entre risas que tiene un peinado muy malo o un perro muy feo. Según Kath, muy a menudo debe explicar a la gente qué es lo que está pasando, pero asegura que Malcolm goza del respeto y el amor de todos los que se cruzan con él.