Casi 40 iglesias han sido saqueadas y quemadas, mientras que otras 23 han sido atacadas y sufrido fuertes daños. Todo esto en los últimos días de caos después de que el Gobierno interino decidiera despejar los campamentos llenos de manifestantes que exigían el regreso del presidente derrocado Mohamed Morsi.
La comunidad cristiana de Egipto normalmente mantenía un bajo perfil, pero su activismo político aumentó después de que fuera derrocado Hosni Mubarak y el trato de los cristianos empeoró. La minoría cristiana participó activamente en las manifestaciones contra el presidente Mohamed Morsi, por lo que los islamistas se están tomando la revancha.
A pesar de la violencia, la Iglesia copta de Egipto reiteró el viernes su compromiso con el nuevo orden político, al expresar en un comunicado que apoyaba al Ejército y a la Policía en la lucha contra "los grupos armados violentos y el terrorismo".