Una inmobiliaria destruye un yacimiento preinca y la vida de sus trabajadores

Una empresa inmobiliaria destruyó parte de una pirámide de miles de años de antigüedad en el Perú para construir viviendas. El proceso judicial iniciado ha frenado las excavaciones y el trabajo de una treintena de personas de escasos recursos.
En el sitio arqueológico de El Paraíso hay 12 pirámides preincas. El pasado 29 de junio, la inmobiliaria Alisol envió una excavadora para limpiar el terreno. La empresa alega que las tierras en las que se encuentra el yacimiento son de su propiedad. Sin embargo, las autoridades consideran que, por tratarse de un lugar de interés culturar, pertenece al Estado. Por ello, el Ministerio de Cultura del país andino interpuso una denuncia contra esa empresa y la compañía promotora Provelanz.

"El proyecto arqueológico estaba financiado por el Estado desde el año pasado y tenía una duración prevista de cuatro años y medio. Nadie esperaba que lo detuvieran y mucho menos, las 32 personas que trabajaban en el yacimiento y que tenían ese empleo como principal entrada de ingresos", explicó a RT María Rosales, vicepresidenta de la asociación Kapaq Sumaq Ayllu, que desde hace 14 años ayuda a proteger el patrimonio cultural del Perú.
Lo que hicieron fue un asesinato a mi cultura y a mis raíces peruanas

Rosales afirmó que con el derrumbe parcial de la pirámide, que tiene entre 2.500 y 2.800 años de antigüedad, "se han perdido muchas informaciones que podrían ayudar a entender parte de la cultura y del modo de vida de las civilizaciones antiguas".
 
"Lo que hicieron fue un asesinato a mi cultura y a mis raíces peruanas", dijo emocionada sobre el lugar que los indígenas a menudo utilizan para hacer ofrendas a la Pachamama o Madre Tierra.

Ahora, el yacimiento permanece cubierto para evitar que se dañe, pero Rosales asegura que "la parte que fue desenterrada durante las excavaciones se está deteriorando a causa de la humedad".

El Paraíso es una zona sumamente pobre en la que apenas hay una oficina postal. La mayoría de la población vive de la ganadería y del reciclaje de basura. Sin embargo, cuando el Estado aprobó el proyecto arqueológico, muchas de las familias vendieron sus animales para trabajar en el yacimiento.

"Los vecinos de la zona sólo esperan que la situación se resuelva lo antes posible. Sin este trabajo, muchos de ellos no tienen nada. Esa empresa, además de destruir una pirámide, destruyó la vida de muchas personas", concluyó Rosales.