El campamento 'inhumano' para inmigrantes
La reacción de los funcionarios europeos empezó por irritar a la alcaldesa de Lampedusa, Giuse Nicolini y terminó con las críticas de los habitantes de la isla. Cuando José Manuel Barroso, presidente de la Comisión Europea, junto con el primer ministro italiano, Enrico Letta, anunciaron una visita al lugar del desastre, la alcaldesa señaló que si viajaban para dar una condolencia simbólica lo podían hacer mejor enviando un correo electrónico. "Lo que necesitamos son medidas de asistencia concretas", aseveró la alcaldesa.
Ante la insistencia de Nicolini, los funcionarios modificaron su visita y estuvieron en el centro de acogida para inmigrantes donde comprobaron que los que burlaron las garras de la muerte se alojan en condiciones inhumanas.
Todos los refugiados están indignados, cansados y congelados
El periodista cuenta que el domingo pasado llovía y que la mayoría de los más de 1.000 refugiados se encontraba en la calle en sencillos colchones de espuma, ya que el campamento apenas cuenta con espacio para 300 personas. "Todos los refugiados están indignados, cansados y congelados", relata. Sobre los 114 supervivientes de la tragedia se cierne ahora la deportación e incluso una multa de 5.000 euros por delito de inmigración clandestina.
Rühle escribe en su crónica que los cuerpos de las víctimas son transportados desde el puerto hasta el hangar del aeropuerto en dos coches refrigerados. "En uno de ellos suelen llevar salchichas, y en el otro quesos", señala.
El cementerio, destino final de muchos migrantes
En el cementerio de Lampedusa, en la última fila de la izquierda, hay una pequeña tumba en la que no hay cruz pero en cuya lápida puede leers: "En abril de 2009 Ada Esther llegó a bordo de un barco de contrabandistas sobrecargado. La nave tuvo un accidente y estuvo durante varios días en el mar. Ada, que estaba embarazada, murió", consigna el periodista.El texto de la tumba explica que cuando un buque de carga turco tomó a bordo a 153 inmigrantes el capitán tomó la decisión de tomar también los cadáveres. Cuando intentó dirigirse a Lampedusa el servicio costero le ordenó ir a Malta, pero ahí también le negaron el acceso. Tuvieron que pasar cuatro días antes de que se le permitiera al capitán entrar en Lampedusa. La historia de la lápida termina con la frase: "Aquí yace Ada Esther, de 17 años, nacida en Nigeria el 11 de mayo de 1991".