El número de víctimas de la guerra de Irak siempre ha bailado, dependiendo de las fuentes. Así, en 2008, la organización Opinion Research Business calculó una cifra de entre 733.000 y 1,5 millones de bajas civiles. El proyecto Iraq Body Count, a su vez, insiste en 162.000 muertos, el 79% de ellos, civiles. Sin embargo, la mayoría de las fuentes fiables se abstiene de calcular el número total de las víctimas y habla sobre un único período entre los años 2003 y 2006.
El último y, posiblemente, el más riguroso estudio de los pocos que abarcan los ocho años del conflicto apareció publicado el martes en la revista 'PLoS Medicine'. Su autora, Amy Hagopian, de la Universidad de Washington (EE.UU.), que trabajó en colaboración con especialistas iraquíes y canadienses, da una cifra total de 460.800 muertos.
55.800 de estos fallecimientos se debieron a una migración extensiva causada por la guerra y se produjeron entre los desplazados y los refugiados, mayormente debido a unas condiciones inhumanas de vida. De los restantes 405.000, un 60% falleció a causa de la violencia (tanto durante los combates, como en los atentados terroristas) y otro 40%, debido al colapso del sistema de sanidad y de las infraestructuras que mantenían el agua potable, la alimentación, el transporte, la gestión de residuos y la energía. El índice más alto de mortalidad se registró entre 2005 y 2006: durante ese periodo murieron una media de 766 personas a la semana.
Para llegar a estas cifras, Hagopian y sus colegas realizaron dos tipos de sondeos sobre unas 10.500 personas (unas 2.000 familias) llevado a cabo en las 18 provincias del país. Preguntaban al 'cabeza' de familia sobre los muertos en su hogar y luego pedían a todos los adultos del núcleo familiar que contaran si tenían muertos entre sus hermanos, incluyendo también a los fallecidos de los que se tenía noticia por las familias que habían emigrado. Luego, extrapolaron estos datos a toda la población, basándose en los censos.