Ellie Marks, cuyo marido murió por un tumor cerebral, destaca que "muchas otras personas ya han fallecido y están muriendo a causa de esto", incluso más jóvenes que su esposo, con menos de treinta años. "A algunos jovenes fallecidos sus neurocirujanos en realidad les dijeron que, probablemente, la causa era el uso de teléfonos celulares".
Además, el problema reviste un peligro especial, ya que podría afectar a los niños que empiezan a ser blanco de los fabricantes de teléfonos móviles. Por ejemplo, el glowPhone va destinado a niños de 5-8 años y el flyPhone es para los adolescentes.
Científicos destacan que el uso de móviles se vuelve cada vez más peligroso y que se requieren medidas para educar a la población para evitar sus efectos nocivos.
"La única manera de educar a la población en contra de las grandes empresas es a través de demandas judiciales como hicieron contra el tabaquismo cuando los fiscales de distrito de Estados Unidos se involucraron y demandaron a la industria del cigarrillo […] Tuvieron que pagar cientos de millones de dólares para la educación pública sobre los peligros del tabaco", sostiene Bret Bocook, víctima de tumor cerebral.
Es innegable y categórico que estas cosas causen cáncer. Y tampoco quieren que lo sepan
"Eso es lo que va a pasar con los teléfonos celulares. Es innegable y categórico que estas cosas causen cáncer. Y tampoco quieren que lo sepan", agregó.
Mientras tanto, el profesor de ética de Harvard Lawrence Lessig afirma que las investigaciones de la industria que concluyen que la radiación del teléfono es inofensiva están pagadas.
Por su parte, científicos independientes insisten en que los teléfonos acarrean daños en el ADN y espermatozoides, además de causar tumores cerebrales, autismo y defectos de nacimiento.
"Cada vez que había una investigación independiente, lo que la industria hacía era tres cosas: primero atacaban a los científicos que habían realizado los estudios, intentaban que los despidieran, que les cortaran la financiación o les acusaran de fraude", denuncia la doctora Devra Davis.