Según Swanson, esta extraña acción pudo haber sido perpetrada a fin de encubrir qué medicamentos se administraban al Jefe de Estado, informa 'New York Post'.
"No todos los testimonios del asesinato se encuentran en los Archivos Nacionales. Una pieza única pero macabra de esta colección no está allí. Se trata del cerebro del presidente Kennedy", escribe Swanson en su libro 'El fin de los días: el asesinato de John F. Kennedy" (End of Days: The Assassination of John F. Kennedy), que sale a la luz el 12 de noviembre, apenas unas semanas antes de que se cumplan 50 años de la muerte de JFK.
Una vez se realizó la autopsia al presidente asesinado, su cerebro se colocó en un recipiente de acero inoxidable con una tapa de rosca.
Durante la investigación del delito no se pudo averiguar dónde estaba el cerebro de Kennedy. Sin embargo, sí se encontraron "pruebas convincentes" de que el robo fue organizado por el ex Fiscal General, Robert F. Kennedy, hermano del fallecido, con ayuda de su asistente, Angie Novello.
Existen varias versiones sobre las posibles causas del robo. Los teóricos de la conspiración creen que de este modo se trató de ocultar el hecho de que el disparo había sido efectuado sobre la frente de Kennedy y no por detrás de la cabeza, como sostiene la versión oficial.
Swanson también cree que el robo del contenedor con el cerebro perseguía ocultar la enfermedad sufrida por el presidente y los medicamentos que estaba tomando.
Sea como fuere, hasta ahora no existe información sobre la ubicación del cerebro del mandatario.