Durante la tradicional audiencia de los miércoles en la Plaza de San Pedro, Francisco
acostumbra a recorrer el lugar a bordo de un papa-móvil descubierto, deteniéndose allí donde lo cree conveniente. El papa tiene especial predilección por los niños, a los que besa, abraza y bendice, así como por los enfermos.
En el transcurso de su recorrido el papa pidió que detuvieran el vehículo para abrazar a un hombre afectado por neurofibromatosis, un trastorno hereditario que provoca serias anomalías en la piel, tumores que se forman en los tejidos nerviosos y graves deformaciones. Aunque la enfermedad no es contagiosa, la apariencia de los enfermos los convierte en víctimas de todo tipo de rechazos. Con este gesto el papa ha querido lanzar un mensaje de solidaridad y de comprensión.
Francisco volvió a sorprender cuando al término de la audiencia general pidió a los fieles presentes en la Plaza de San Pedro que rezaran por Noemi, una niña de un año y medio a la que acababa de conocer y que sufre una grave enfermedad degenerativa.
"Acabo de ver a esta bellísima niña con una gravísima enfermedad. Se llama Noemi, y ella, pobrecita, sonreía siempre. Sus padres rezan por la salud de esta niña. Hagamos un acto de amor por ella […]. En silencio pidamos ayuda al Señor para que le dé salud", dijo el sumo pontífice.