La noche del pasado 31 de octubre el olor a quemado despertó a los padres, que trataron de acceder al cuarto de su hijo, Riley Miller, pero el humo y el fuego se lo impidieron.
Al salir a la calle a través de la puerta trasera, Cathy, la madre, llamó a los servicios de emergencias mientras el padrastro, Ryan Miller, trataba de entrar en la casa a través de la puerta principal.
Uno de los agentes de la Policía, que se personó inmediatamente en el lugar de los hechos, en vez de ayudar a los padres desesperados, usó varias veces una pistola eléctrica contra Ryan, que cayó al suelo, después de lo cual lo esposaron y lo condujeron al coche policial.
Cuando llegaron los bomberos ya fue tarde para salvar al menor. La familia contempla la posibilidad de tomar acciones legales contra la ciudad.