El perro fue encontrado en estado pésimo, con decenas de heridas de golpes, quemaduras y huesos rotos, en una de las calles de la localidad de Quince, en el estado de Massachussets (EE.UU.) a finales de agosto. El can al que apodaron Doe fue llevado a un veterinario local, pero no pudo ayudarle. Con tantas heridas graves el perro no podía sobrevivir y sufría mucho, por lo que decidieron sacrificarlo.
Tras difundirse el hecho extremadamente cruel, asociaciones de defensores de derechos de los animales exigieron justicia y recientemente ha sido detenido un inmigrante polaco que se descubrió que cuidaba a una anciana de su misma nacionalidad a la que pertenecía la mascota. En realidad el perro se llamaba Kiya. El mismo día que se encontró el can la anciana falleció, pero por causas naturales, indicaron las autoridades.
Radoslaw Czerkawsky, de 32 años, se convirtió en el único sospechoso tras encontrarse restos de pelo y sangre en la casa del detenido que coincidían con el ADN del perro torturado. Ahora al supuesto culpable se le imputan 11 cargos de abuso, por lo que podría enfrentar hasta 55 años de cárcel.