La inculpada, la entonces estudiante de piano y ahora pianista profesional Laia M., está acusada de un delito de contaminación acústica y otro de lesiones psíquicas, ya que la denunciante, Sonia Bossoms, asegura sufrir secuelas por escuchar el instrumento durante cuarenta horas semanales a más decibelios de los permitidos por la ley, según informó el diario español 'El País'.
Durante el juicio, que dio comienzo este lunes en la Audiencia Provincial de Girona, Laia ha negado los argumentos principales de la acusación, tales como que practicase con su piano ocho horas diarias o que nunca insonorizase la estancia en la que tocaba. Los padres de la acusada se enfrentan a la misma pena, por ser considerados "cómplices necesarios", mientras que la defensa solicita la absolución de los tres imputados.
Por su parte, la denunciante alega sufrir alteraciones del sueño, nerviosismo, intranquilidad, desasosiego, ansiedad, episodios de pánico e, incluso, problemas de gestación en los últimos meses del embarazo de su segundo hijo, a causa del sonido del piano.
Asimismo, Bossoms, que también estuvo de baja laboral por este mismo asunto, se vio obligada a mudarse a otra ciudad por "no soportar más el ruido" y, ha confesado haber desarrollado "fobia a los pianos", los cuales no puede ver "ni en las películas".
Además de la pena de prisión, la Fiscalía pide para la pianista una inhabilitación de cuatro años para ejercer cualquier profesión que tenga que ver con ese instrumento musical, una multa de 10.800 euros y una indemnización que asciende a 9.900 euros y que deberán pagar entre los tres acusados.