Una tienda en el noreste de Ohio de la mayor cadena de distribución minorista del mundo, Walmart, pide a sus clientes que donen alimentos para sus propios empleados mal pagados. "Por favor, donen artículos de comida aquí, para que los asociados necesitados puedan disfrutar de la cena de Acción de Gracias", se leía en un cartel en la tienda.
Kory Lundberg, un portavoz de Walmart, dice que la preocupación de la administración por sus empleados es una cosa positiva. "Esto es parte de la cultura de la empresa para reunirse alrededor de los asociados y cuidar de ellos cuando se enfrentan a dificultades extremas", dijo.
Pero la necesidad de una colecta de alimentos ilustra lo difícil que es la vida de los trabajadores de Walmart con unos salarios notoriamente bajos. La empresa siempre ha estado plagada de acusaciones de que no paga a sus empleados un salario digno. De hecho el presidente y CEO de Walmart, Bill Simon, estimó recientemente que la mayor parte del millón de trabajadores que tiene la empresa gana menos de 25.000 dólares al año, justo por encima de la línea de pobreza federal de 23.500 dólares para una familia de cuatro personas. Cuando el consejo de la ciudad de Washington aprobó una ley que requería que Walmart pagara un salario mínimo de 12,50 dólares por hora a sus trabajadores, la cadena amenazó con cerrar sus tiendas nuevas si el alcalde Vincent Gray no vetaba el proyecto de ley, y Gray lo vetó.
Los bajos salarios de Walmart tienen un 'costo' público. Dado que los trabajadores con bajos ingresos no pueden costearse viviendas y asistencia médica, los impuestos de los contribuyentes terminan cubriendo esas necesidades, para reducir la brecha que enfrentan muchos de los trabajadores de la cadena.
En las últimas semanas se han producido varias huelgas y protestas de los empleados de Walmart por todo el país, de Seattle a Chicago y Los Ángeles.