Soldados israelíes irrumpen en una casa árabe para arrestar a un niño de 4 años

Un pelotón del Ejército israelí irrumpió en la casa de una familia árabe de Jerusalén Este con una orden que les autorizaba a arrestar a Mohammad al Mayid, el presunto agresor de un colono hebreo. Pero Mohammad resultó ser un niño de 4 años.
Según relató el padre de la familia a los trabajadores del Centro de Información de Silwan (un barrio en disputa aledaño a la 'Ciudad de David'), un oficial le ordenó enumerar a todos sus hijos. Y así lo hizo después de que el oficial le dijera que tenía una orden de arresto contra uno de sus hijos, concretamente contra Mohammad. El padre objetó que Mohammad, que en aquel momento estaba durmiendo, tiene cuatro años. El militar no se mostró convencido y exigió que despertara a todos los que se encontraban en la casa. 
 
Ante este flagrante caso de allanamiento de morada, el señor Al Mayid no opuso ninguna resistencia. Lo único que pidió cuando ya parecía inevitable que los soldados se llevaran a su hijo pequeño fue que, si el oficial arrestaba a Mohammad, "cogiera la leche y los pañales, porque el niño aún los necesita". 
 
Pero finalmente no se cumplieron los peores presagios para la familia Al Mayid, y los soldados israelíes se fueron sin llevarse al niño. Sin embargo, escenas como esta son ya parte de la vida cotidiana en los territorios palestinos ocupados por Israel. Decenas de casos similares tienen lugar todos los meses, pero en la mayoría de las ocasiones los soldados no se echan atrás cuando la persona que quieren meter en la cárcel es menor de edad.
 
Sin ir más lejos, el pasado miércoles fueron arrestados Ahmed Dahbour, de 9 años, Fadi Gafari, de 11, y su hermano Mohammed, de 10, así como los gemelos Mohammad y Abdul Rahman Hijazi, de 16 años de edad. 
 
Las fuerzas de ocupación a menudo acusan a menores de lanzar piedras contra los soldados o los habitantes de los asentamientos hebreos. En el mismo barrio de Silwan en febrero de 2012 fue demolido un centro comunitario recién construido que acogía el único lugar de ocio infantil de la zona. Asimismo demuelen las casas de lugareños presuntamente implicados en ataques con piedras que no tuvieron consecuencias fatales.