Hacer realidad el sueño de las ciudades flotantes ('seasteads', en inglés) sí es posible, según un nuevo estudio que investigó la viabilidad de estas viviendas móviles. Una empresa de ingeniería y desarrollo urbano holandesa ha esbozado la posibilidad de construir una urbe flotante para 225 residentes permanentes y 50 clientes de un hotel. Los primeros habitantes vivirían en apartamentos de 70 metros cuadrados, con terrazas abiertas al mar. Y si se aburren en la zona, no hay problema: se puede enganchar la ciudad a un barco remolcador y trasladarla a otra ubicación.
Si los vecinos de la ciudad flotante se aburren de la zona, no hay problema: se puede enganchar la urbe a un barco remolcador y trasladarla a otra ubicación
La energía solar podría alimentar la vida diaria en general, incluidas las cocinas eléctricas, mientras que las duchas y las bebidas serían abastecidas con agua de lluvia, proponen los diseñadores. Igualmente, han previsto la posibilidad de reconstrucción de la 'isla habitada' mediante el uso de plataformas pentagonales de base que permitirían que el 'seastead' crezca orgánicamente, o se desmonte en caso de disputa política o interferencia.
Los primeros residentes –empresarios, experimentadores sociales y personas que atenderían las piscifactorías– dispondrían de un helipuerto para tener acceso a las instalaciones del hospital en tierra o para cuando la vida autosostenible se vuelva demasiado 'tediosa'. El proyecto de investigación fue financiado por el Instituto Seasteading (EE.UU.), cuyos fundadores buscan satisfacer su ambición de "garantizar la libertad política y permitir la experimentación con los sistemas sociales alternativos".
Cabe mencionar que el proyecto tiene un abanico de temas pendientes por resolver, desde el aspecto jurídico hasta el económico: se estima que el precio aproximado de participación en semejante aventura marina supere los 160 millones de dólares.