Sociedad
Inmigrante africano en Madrid: "Me han detenido 160 veces solo por mi cara"
Un calvario policial es lo que le aguardaba en España a Yafar, un inmigrante camerunés de 29 años que denuncia haber sido detenido por la policía unas 160 veces por su aspecto africano.
"Dejé de contarlas [las detenciones] hace tiempo, pero calculo que unas 160", asegura el inmigrante al diario 'El País', precisando que hubo un mes en que lo llevaron 17 veces detenido a la comisaría, y que había días en que lo detenían por la mañana y también por la tarde "solo por mi cara", denuncia.
Yafar explica que muchas veces lo dejaban en el calabozo toda la noche, a veces varias noches, y que si bien luego lo soltaban, al día siguiente todo volvía a empezar.
Tras atravesar a pie dos desiertos africanos, en 2005 llegó a Madrid, donde se instaló en la localidad de Parla. Pero ahí solo le esperaban detenciones sistemáticas, por lo que tuvo que cambiar de domicilio, que compartía con otros inmigrantes.
A pesar de que consiguió el permiso de trabajo en España al poco tiempo de llegar, cuando fue a renovarlo se lo denegaron porque tenía una leve condena por conducir sin permiso, pues tenía solo el carné de su país. Tuvo que pasar por un papeleo judicial que duró unos meses hasta que el Juzgado 24 de lo Contencioso de Madrid dictó sentencia a su favor. Durante todo este tiempo la policía no dejó de echarle el alto ni de llevarle a los calabozos.
Según un informe de la universidad de Valencia en colaboración con la de Oxford sobre identificaciones policiales en España, el aspecto y el color de una persona influye mucho en la decisión policial a la hora de detener o no a la persona. Si tiene rasgos magrebíes o africanos o latinoamericanos, las posibilidades de ser parado y detenido crecen exponencialmente respecto a los blancos europeos.
Yafar explica que muchas veces lo dejaban en el calabozo toda la noche, a veces varias noches, y que si bien luego lo soltaban, al día siguiente todo volvía a empezar.
Tras atravesar a pie dos desiertos africanos, en 2005 llegó a Madrid, donde se instaló en la localidad de Parla. Pero ahí solo le esperaban detenciones sistemáticas, por lo que tuvo que cambiar de domicilio, que compartía con otros inmigrantes.
A pesar de que consiguió el permiso de trabajo en España al poco tiempo de llegar, cuando fue a renovarlo se lo denegaron porque tenía una leve condena por conducir sin permiso, pues tenía solo el carné de su país. Tuvo que pasar por un papeleo judicial que duró unos meses hasta que el Juzgado 24 de lo Contencioso de Madrid dictó sentencia a su favor. Durante todo este tiempo la policía no dejó de echarle el alto ni de llevarle a los calabozos.
Según un informe de la universidad de Valencia en colaboración con la de Oxford sobre identificaciones policiales en España, el aspecto y el color de una persona influye mucho en la decisión policial a la hora de detener o no a la persona. Si tiene rasgos magrebíes o africanos o latinoamericanos, las posibilidades de ser parado y detenido crecen exponencialmente respecto a los blancos europeos.
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