Al menor, Lee Weathersby de 13 años, le dispararon el 31 de diciembre en plena calle, causándole la muerte en el acto, cuando regresaba a su casa proveniente de un club. 19 días más tarde su hermano mayor, Lamar Broussard de 19 años, fue tiroteado cuando estaba en su coche con un amigo, solo a un kilómetro del lugar donde murió Lee.
Dinyal New, de 41 años, está llorando la muerte de su hijo mayor solo una semana más tarde del entierro del hijo menor. "Todavía estoy conmocionada por la muerte de Lee, y no sé si mi corazón tiene espacio suficiente para abarcar la muerte de Lamar". La mujer ni siquiera tuvo fuerzas para identificarlos: la madre tuvo que pedir a sus parientes que lo hicieran por ella.
"Para ellos (quienes mataron a sus hijos) es como si fuera normal matar a estos niños. No sienten ningún remordimiento" comentó la madre a la NBC, añadiendo: "siento ahora mismo como si todo fuera un sueño".
Por el momento nadie ha sido acusado o detenido por ninguno de los homicidios.
Hay que mencionar que el derecho a la posesión de armas, recogido en Estados Unidos en la Segunda Enmienda a la Constitución en 1791, suele causar tragedias a gran escala. En EE.UU. la gente muere por las balas más que en otros países desarrollados. La nación ocupa el primer lugar en el mundo por el número de armas en manos de la población y las cifras de la violencia armada.
La masacre en la escuela de Sandy Hook, ocurrida el 14 de diciembre de 2012, en la que 28 personas -incluidos niños- fueron asesinadas, sacudió al mundo y desató debates sobre la cada vez más cuestionada ley. Sin embargo, el derecho a la posesión de armas sigue vigente, acumulando cada vez más víctimas.