Por sexto año consecutivo, la protesta se llevó a cabo en la Ciudad de México, y por primera vez en Monterrey, Querétaro y Durango.
En Monterrey la Explanada de los Héroes de Palacio de Gobierno se convirtió en un pequeño cementerio de ataúdes, donde los manifestantes, semidesnudos, portaban claveles y pancartas en contra de las corridas.
Los participantes exigieron la prohibición de estos espectáculos, lamentando que cientos de estos animales mueran anualmente en todo el país. "En un país como el nuestro, azotado por la violencia y la delincuencia, la tauromaquia promueve la insensibilidad y la indiferencia ante el sufrimiento de otros seres con capacidad de sentir dolor", reza un comunicado de AnimaNaturalis.
Los manifestantes subrayan que, según varias encuestas realizadas por varias empresas, alrededor del 80% de los mexicanos está en contra de las corridas de toros, lo que se ve reflejado en la escasa afluencia de público en las plazas y ferias que se organizan en el país.
Las manifestaciones coinciden con el arranque de las temporadas taurinas en las diferentes plazas del país.