Según la revista 'Politico', Jason Edward Harrington, que trabajaba hasta el año pasado en el Aeropuerto Internacional O'Hare de Chicago, dijo que "las operaciones diarias de la agencia representan un abuso de la confianza y de los fondos públicos".
Harrington indicó que en el sector de inspección de la terminal aérea de Chicago existe una "habitación especial", donde los agentes "observaban detalladamente, por ejemplo, a las personas con sobrepeso". "Deliberadamente aumentaban su imagen en la pantalla y entre risas estudiaban cada arruga y cada defecto de su cuerpo", agregó.
Reveló también que "con frecuencia la guardia en el cuarto secreto la realizaban dos agentes amigos, que habían acordado con anticipación su turno para poder observar juntos a los pasajeros desnudos".
"En las frecuencias internas de nuestras radios a menudo se escuchaban bromas vulgares sobre el color del pasajero y el tamaño de sus genitales", señaló el exagente, o se emitían "alertas rojas" o "amarillas" cuando llegaba una mujer atractiva a la inspección en el aparato de rayos X.
Incluso obligaban a permanecer por más tiempo de lo habitual bajo los rayos X, que tiene graves efectos para la salud, a niños, mujeres embarazadas y personas que han padecido cáncer.
"Más tarde, con la llegada de nuevos modelos de rayos X, se descubrió que los antiguos escáneres permitían detectar cualquier cosa en un pasajero, a excepción de dos cosas: armas y explosivos", resumió el exagente.