Hace dos años a Chen Xiaotian, un niño de la provincia china Hubei, se le diagnosticó cáncer cerebral, y durante el último año de vida incluso perdió la vista debido a que el tumor presionaba su nervio óptico.
El niño murió el pasado 2 de abril y seis horas después su riñon fue trasplantado a su madre, también muy enferma, informan medios locales. Donar su órgano a su madre para salvarla fue el último deseo del niño.
La madre padece uremia, una enfermedad que se traduce en la acumulación de sustancias tóxicas en sangre, lo que afecta al cerebro, así como a órganos respiratorios, circulatorios y digestivos, entre otros. La única manera de curar la uremia es por trasplante de riñón.
La idea fue propuesta en un primer momento por la abuela del niño, pero su mamá se negó en redondo a aceptar la donación de su hijo moribundo. Sin embargo, Chen dijo después que su último deseo era trasplantar su riñón a su mamá después de su muerte inevitable.
El niño también donó su otro riñon y su hígado a dos personas. El transplante de dichos órganos fue realizado con éxito horas después de su muerte.