El Vaticano, que ratificó en 2002 dicha convención, rechaza las acusaciones sobre la violación de ese tratado internacional contra las prácticas inhumanas en los casos de abuso sexual de niños por parte del clero. No obstante, si la comisión de Naciones Unidas equiparase dichos abusos con la tortura, ello abriría la puerta a innumerables demandas que se remontan a varias décadas atrás, recuerda AP.
Por su parte, algunos expertos sostienen que la violación puede ser considerada una forma
de tortura porque incluye elementos de intimidación, coerción y
explotación de poder.
En el segundo interrogatorio al que se somete a autoridades del Vaticano este año, el arzobispo Silvano Tomasi, embajador del Vaticano ante las Naciones Unidas en Ginebra, señaló que las disposiciones del tratado contra la tortura sólo se aplican dentro de los límites de la pequeña ciudad Estado, que tiene menos de 1.000 habitantes.
Asimismo, Tomasi reconoció que existen diferencias sobre "la línea de la responsabilidad legal y moral" para la aplicación del tratado y señaló asimismo que ha habido "una estabilización y declinación en los casos de pedofilia" en la Iglesia, lo que indica que las medidas puestas en práctica por la Santa Sede y las diócesis locales "están generando resultados positivos". Sin embargo, esas declaraciones no bastan para satisfacer positivamente al abanico de preguntas de la comisión, motivo por el que el interrogatorio concluyó al cabo de dos horas permitiendo a la delegación vaticana preparar sus respuestas para este martes, cuando la audiencia sea reanudada.
La comisión de la ONU criticó a la Santa Sede en enero de este año al acusándola de privilegiar sistemáticamente sus intereses sobre los de las víctimas al permitir que sacerdotes violaran y acosaran a miles de niños al aplicar sus propias políticas y códigos de silencio. La comisión de la ONU emitirá sus observaciones finales y recomendaciones el 23 de mayo.
Cabe recordar que este interrogatorio se lleva a cabo solo una semana después de la canonización de Juan Pablo II, acusado de hacer oídos sordos a los abusos sexuales dentro de la Iglesia.