El año pasado Kuja Chumpi comenzó a sentir síntomas de la enfermedad. "Me cansaba mucho, mi cabello se caía, tenía diarreas, náuseas y me dolía el cuerpo", dijo la mujer en una entrevista a BBC Mundo. Además perdió mucho peso.
Los familiares le aconsejaron tomar hierbas y acudir al centro de salud de su localidad, donde lo único que le dieron fueron analgésicos.
Como ninguno de estos remedios le ayudó, Kuja Chumpi dedujo que sus malestares eran resultado de la brujería y sólo en Lima, capital del país, le podrían curar. Los vecinos de la indígena, lograron recolectar cerca de 90 dólares para que la mujer pudiera viajar a la capital de Perú.
Dejando atrás a sus cuatro hijos, Kuja Chumpi, que no habla ni entiende castellano, acompañada por su marido, emprendió un viaje a Lima de cuatro días.
Los médicos del Hospital público Arzobispo Loayza le diagnosticaran en marzo un avanzado estado del VIH, pero también, un cuadro de tuberculosis, Hepatitis C y desnutrición crónica. Además encontraron que su esposo también era seropositivo.
Algunos trabajadores del Viceministerio de Interculturalidad donaron ropa y dinero para medicamentos para Kuja Chumpi. Su esposo abandonó el tratamiento hace un mes y regresó a casa. Unos días después, Kuja Chumpi dejó también el hospital sin tratamiento para su tuberculosis y su VIH avanzado, sin ninguna opción de superar la enfermedad.
En la lengua awajún, la comunidad étnica a la que pertenece Nela Kuja Chumpi, no existía una palabra para denominar al virus del VIH y el sida. Pero esta nueva realidad les hizo establecer el término.
Según la Dirección Regional de Salud, el 77% de los casos de VIH y otras enfermedades de transmisión sexual reportados en la región del Amazonas corresponden a población indígena. Los expertos afirman que los indígenas pueden ser diagnosticados de VIH y recibir el correspondiente tratamiento sólo en las ciudades grandes fuera de sus comunidades, pero la mayoría abandonan ese tratamiento por cuestiones económicas y familiares.