En un artículo de opinión publicado en la revista digital 'The National Interest' el autor asegura que las autoridades de Rusia están realizando unos esfuerzos "sin precedentes" para conseguir apoyo a su acción en el mundo. El mensaje ruso tiene gran resonancia, dice el experto, que recientemente publicó el libro 'El fin de Rusia' ('The end of Russia and what it means for America').
El análisis se centra en el conflicto en torno a Ucrania, que desde hace meses es un escenario de la lucha de EE.UU. contra el acrecentamiento del prestigio y el papel de Rusia en el mundo.
El asesor político cita la cadena RT como ejemplo de un trabajo eficaz en reportajes impresos, transmitidos por las radio y televisados. A estas alturas, el impacto de la diplomacia pública estadounidense en el mundo rusohablante es nulo e ineficaz para responder al Kremlin, mantiene el autor.
Algunos órganos de la propaganda de EE.UU. han lanzado incluso proyectos especiales para hacer frente a la cobertura prorrusa de los hechos, como el sitio web Crimea Realities dedicado a los obstáculos y los problemas que enfrenta en su desarrollo el nuevo territorio federal ruso. Pero hay mucho por hacer, sugiere Berman.
Para lograr sus fines mediáticos, el asesor sugiere invertir en propaganda los recursos financieros reservados para el Fondo de Inversiones EE.UU.-Rusia, actualmente inútiles porque Washington ya ha congelado varios programas de cooperación bilateral. La idea de redirigir los recursos disponibles simplemente "requiere atención por parte del Congreso", asegura.
"Mientras tanto, en el extranjero no pocas comunidades han aceptado la idea de que la adhesión de Crimea era más o menos legítima, y que la acción rusa posterior en Ucrania, aunque sea indeseable, al fin y al cabo no está tan injustificada", admite Berman.
Las conclusiones del autor estadounidense tienen un matiz de amenaza, tanto al pueblo ruso como a los europeos. "Los ciudadanos rusos —sugiere—
deben entender los implicados costes políticos y económicos potenciales para ellos, al igual que el público en otros países debe captar las implicaciones de la crisis actual para la seguridad y la unidad europea a largo plazo. Hace tiempo que ha llegado la hora de que Estados Unidos comience a decirles todas esas cosas en serio".