Los hijos del británico Tristan Cardew, Harriet y su hermano Duncan, de 12 años, no pueden vivir en Islandia con estos nombres tan comunes en Reino Unido. Según las leyes, solo en el caso de que ambos padres sean extranjeros, pueden escoger cualquier nombre para sus hijos. En el resto de casos, en el transcurso de 6 meses después del nacimiento de los hijos, sus padres deben presentar sus nombres al Registro Nacional. En general en Islandia son aceptados oficialmente 3.565 nombres, 1.853 femeninos y 1.712 masculinos. Los demás nombres tienen que ser aprobados por un especial Comité de Nombramiento de Islandia. Al año en Islandia nacen cerca de 5.000 niños y el comité recibe cerca de 100 solicitudes para nombres no registrados, de los que cerca de la mitad son rechazados, escribe el periódico 'The Guardian'.
Eso fue lo que pasó con Harriet y Duncan, que llevan en sus pasaportes los nombres Stúlka (niña) y Drengur (niño) Cardew, una solución usual para estos casos en Islandia, donde cerca de 200 personas también viven oficialmente con estos nombres. Sin embargo, cuando Harriet necesitó el canje del pasaporte para poder ir de vacaciones al extranjero, no lo pudo obtener, ni siquiera con esta dernominación, bajo el pretexto que necesitaba un nombre islandés. Su padre tuvo que dirigirse a la embajada británica para que su hija obtuviera con emergencia un pasaporte de este país.
Según las leyes vigentes en Islandia, no son aceptados los nombres que no coinciden con el alfabeto islandés, en el que, por ejemplo, no existe la letra 'c', así que no pueden existir los nombres que se escriben con ella, razón por la que no puede ser aceptado el nombre de Duncan. Además, no se pueden usar los nombres que no pueden ser conjugados según los 4 casos del idioma islandés, que es lo que ocurre con el nombre Harriet. Ahora la familia de la niña intenta defender su nombre ante un tribunal, afirmando que el país viola sus derechos constitucionales y el Ministerio de Interiores del país está revisando su caso, escribe la revista 'Grapevine'. El año pasado, una adolescente islandesa de 15 años logró ganar un juicio para llamarse Blær en vez de 'niña'.
Las extrictas leyes de Islandia intentan proteger el antiguo idioma de este país. Hasta 1995 eran incluso más rigurosas, exigiendo, por ejemplo, a los extranjeros cambiar sus nombres y aceptando nombres islandeses, en caso de querer obtener el pasaporte de este país. Además, para los islandeses está prohibido adoptar un nuevo apellido para familia, ya que los apellidos en este país se forman según la fórmula 'nombre de madre o padre' más 'hija (dóttir)' o 'hijo' (son).