"Las academias aspiran a formar campeones, pero nuestro principal objetivo es formar a ciudadanos".
"La idea es enseñar artes marciales a los niños para apartarlos de la criminalidad, de la calle, de las drogas, de la prostitución", dice el presidente del Pamplona, Sergio Souza. "Las academias aspiran a formar campeones, pero nuestro principal objetivo es formar a ciudadanos".
Es por eso que aquí no solo se enseñan artes marciales, sino que también hay talleres sociales y sesiones con psicólogos juveniles. En todo se observa el lema oficial de la fundación: "Igualdad para todos". Uno de los requisitos imprescindibles para poder apuntarse al proyecto es asistir a una escuela.
"Tienen que presentar el registro de escolaridad. Acompañamos la evolución de los jóvenes en la escuela, tienen que ir bien", explica Souza. Es un trabajo difícil porque no hay una estructura de asistencia social, pero la idea es, en un futuro, incluso acompañar la situación en las familias".
Un alumno del gimnasio, Pedro, quiere ser fuerte y seguir recibiendo educación física cuando esté en la universidad, porque cree que con esfuerzo y dedicación se pueden ir derribando muros. "Humildes, sí, todos venimos de la misma clase, uno es de aquí al lado, otro de allá, todos somos la misma gente", dice a RT.
Crecer en una favela es enfrentarse a una carrera de obstáculos, y muchos jóvenes acaban siendo víctimas de crímenes y abusos. A muchos de ellos, practicar las artes marciales les da algo más, algo de incalculable valor en Sudamérica: la oportunidad de soñar.