Hemos pedido a los que nos tienen secuestradas que nos maten, pero somos demasiado valiosas para ellos. Nos siguen diciendo que no somos creyentes, ya que no somos musulmanas, y que somos su propiedad, un botín de guerra. Dicen que somos como cabras compradas en un mercado.
La joven se encuentra secuestrada en un edificio con ventanas enrejadas y custodiado por hombres armados. En un principio, los captores confiscaron todos los móviles, aunque luego "cambiaron su estrategia" devolviéndolos a sus cautivas yazidíes, relata al diario italiano. Una decisión adoptada con un propósito cruel.
"Les ruego que no publiquen mi nombre porque estoy muy avergonzada de lo que me están haciendo ", pidió la joven a los periodistas. "Hay una parte de mí que solo quiere morir. Pero hay otra parte que todavía espera ser salvada para poder abrazar a mis padres una vez más", lamentó.
Para hacerlas sufrir más, los yihadistas exigieron a las mujeres que describieran en detalle a sus padres lo que están haciendo con ellas. De acuerdo con la entrevistada, los militantes del Estado Islámico no tienen reparos en abusar de mujeres con hijos pequeños con ellas ni tampoco de niñas, algunas menores de 13 años. Sufren violaciones a manos de diferentes grupos de hombres hasta tres veces al día.
"Nos tratan como si fuéramos sus esclavas. Los hombres nos pegan y nos amenazan cuando tratamos de resistirnos", relata la joven a 'La Repubblica'. "Hemos pedido a los que nos tienen secuestradas que nos maten, pero somos demasiado valiosas para ellos. Nos siguen diciendo que no somos creyentes, ya que no somos musulmanas, y que somos su propiedad, un botín de guerra. Dicen que somos como cabras compradas en un mercado", prosigue la menor.
Las mujeres cautivas esperan que las fuerzas que combaten al grupo yihadista logren rescatarlas de este infierno lo más pronto posible. "Ya han matado a mi cuerpo. Ahora están matando mi mente", concluye la joven yazidí.