Sin embargo, el experto en Jack el Destripador Donald Rumbelow, que ha escrito varios libros sobre el asesino, duda que Aaron Kosminski, identificado por Louhelainen como el verdadero asesino, lo fuera. El experto señala que el chal no está en la lista de los objetos encontrados en el lugar del asesinato de Eddowes. "La lista de dos páginas que describe las pertenencias de la víctima no menciona ningún chal", dijo Rumbelow.
Además, el chal en cuestión no provenía de un agente de la Policía de la ciudad de Londres, la unidad que investigó los asesinatos de Destripador, sino de un agente de la Policía metropolitana de Londres, otra unidad que no tenía relación con el caso.
"No creo que el chal perteneciera realmente a Eddowes", dijo el experto. Además, aunque la prenda nunca fue lavada, la tocaron demasiadas personas para que un análisis de la ADN sea fiable, añadió al diario 'The Mirror'.
Cuando el ADN se equivoca
Rumbelow no ha sido el único en recordar que los resultados de las pruebas de ADN pueden ser equívocos. Sophie Warnes, de 'The Mirror', recopiló varios casos en los que los análisis erraron pese a que los objetos de la investigación eran mucho más modernos que un chal de 100 años. En 2000 un hombre abandonó a su hija cuando un test indicó que no era su padre. Sin embargo, otro análisis confirmó la paternidad. "Donde hay humanos, hay posibilidad de error", dijo el forense Allan Jamieson a 'The Telegraph'.Los análisis pueden fallar si el ADN está contaminado, algo que es muy fácil que suceda. Basta con tocar la prueba sin guantes, como ha podido ocurrir en muchas ocasiones en más de 100 años, señala Warnes. Además, el análisis de una muestra de ADN que ha sido expuesta a la luz, la lluvia, el calor o el oxígeno no puede garantizar resultados fiables.