"Yo creo que los políticos no le han puesto la atención que merece este tema. Creo que han actuado de manera irresponsable y vergonzosa porque los niños son ciudadanos americanos y yo creo que es un deber proteger sus derechos civiles, humanos y constitucionales”, opina Nora Sandigo, fundadora de Fraternidad Americana.
Desde su pequeño despacho trabaja sin descanso y ya se encarga de más de 800 niños a los que considera casi como sus propios hijos. Es un esfuerzo titánico pero Nora no ceja en su empeño: el último caso en llegar hasta su despacho es el de la familia Fonseca. La fundadora de Fraternidad Americana tiene los documentos que le entregó la madre de esa familia otorgándole la custodia de sus tres hijas; un poder que traspasó a Nora por si algún día fuera deportada.
Para Nora es una gran responsabilidad, pero también es un modo de vida: ella les da no solo asistencia legal sino también asistencia humanitaria, psicológica y lo necesario para subsistir: comida y ropa. Claudia Fonseca, la madre de tres ciudadanas norteamericanas, es ilegal; su marido fue deportado hace tres años y ahora vive con el temor constante de que sus hijos se queden solos.
¿Por qué EE.UU. no presta atención a lo que está pasando dentro de casa?
"El temor que tengo es que me deporten a mí porque yo no tengo documentos; yo le firmé un documento para que ella tenga la custodia por si algún día me llegara a pasar algo a mí", afirmó Claudia.
“Yo ando en la calle a veces con miedo por pasan los de Migración y me piden documentos", agregó.
Nora les trae comida y juguetes, un pequeño consuelo que ayuda a las niñas a sentirse normales y a Claudia le permite ver la felicidad en el rostro de sus hijas.
El problema de la separación familiar es inmenso, el año pasado deportaron a 72.000 padres y madres de ciudadanos estadounidenses y las organizaciones humanitarias no entienden como el Gobierno puede permitir esta situación.
"Si tanto se jacta de defender los derechos humanos en otros países, ¿por qué no le pone EE.UU. atención a lo que pasa dentro de casa?”, destaca Nora Sandigo.
El incansable trabajo de Nora Sandigo es solo una gota en el océano, pero ofrece esperanza a cientos de familias que luchan, sencillamente, por poder estar juntas.