Las razones que obligaron a las autoridades de Indonesia a preocuparse por el futuro del terreno sobre el que se asienta son suficientemente convincentes: debido al cambio climático la capital de este país insular se hunde a la preocupante velocidad de hasta 14 centímetros al año (en comparación, el nivel del agua en Venecia sube de 1 a 4 milímetros anualmente). La situación se ve agravada por el bombeo ilegal que permite a los habitantes de la ciudad acceder al agua subterránea y no depender del suministro del agua potable centralizado.
El proyecto Gran Garuda tiene como objetivo proteger a la ciudad de las inundaciones causadas por las aguas del mar. Está previsto construir 17 nuevas islas y un dique de 5 kilómetros de largo que crearán un embalse que contendrá las aguas entre este nuevo archipiélago y la ciudad existente. La laguna también podrá atrapar el agua que inunde diferentes zonas de Yakarta durante la temporada de lluvias.
Asimismo, las islas de Gran Garuda ofrecerán nuevo espacio para la construcción de viviendas para la población de la ciudad, cuyo número de habitantes ha aumentado enormemente.
Indonesia ha trabajado para redactar un plan en estrecha colaboración con los Países Bajos, una nación que desde hace siglos es pionera en la planificación de inundaciones, pero que solo en la última década ha comenzado a exportar su experiencia a otros países amenazados por el efecto de las crecientes inundaciones.