¿Es la religión la causa de todas las guerras en el mundo?

La Inquisición, las Cruzadas, los grupos yihadistas... Mucha gente asocia a las religiones con guerras y sufrimientos. En su nuevo libro Karen Armstrong trata de entender si realmente la culpa de los males de la humanidad la tienen las religiones.
El mundo conoce muchos ejemplos de los defensores de la fe que mataron o siguen matando a quienes piensan de manera diferente. La historia y la religión están tan interconectadas entre sí que mucha gente cree que no pueden separarse. Los argumentos de quienes sostienen este punto de vista son parecidos: no hay diferencias ente la sangre que derramó la Inquisición católica, la masacre religiosa de la Guerra de 30 años o el terrorismo de los grupos yihadistas actuales.

Una de las investigadoras religiosas más respetadas en el mundo, la escritora inglesa Karen Armstrong llama en su nuevo libro 'Fields of Blood: Religion and the History of Violence' ('Campos de sangre: Religión y historia de la violencia' en español) a no ignorar las lecciones del pasado y presente y no simplificar todo de manera "excesivamente peligrosa", informa 'The Atlantic'.

Según la autora, no existe una manera universal de definir la palabra 'religión'. "En Occidente la vemos como un sistema de creencias obligatorias con prácticas privadas, pero en otros idiomas lo que traducimos como 'religión' es casi siempre algo más amplio y significativo", escribe Armstrong. De este punto arranca uno de los principales argumentos del libro: es imposible estudiar de manera general el papel de la religión en las manifestaciones violentas porque esta tiene un papel muy diferente en las distintas culturas.
 
"He escuchado de mucha gente que el islam, por ejemplo, ha sido una fe violenta a lo largo de toda su historia", admite la autora. "Sin embargo, Occidente, sobre todo EE.UU. y el Reino Unido, jugó un papel muy importante en la historia de estos países". El libro llama a conocer la historia para comprender mejor las cosas que suceden hoy en el mundo. "¿Por qué hasta finales del siglo XX no había tantos atentados terroristas y suicidios entre los musulmanes?", se pregunta Armstrong. Aunque ellos mismos se identifiquen con la religión, las organizaciones terroristas realmente persiguen principalmente objetivos políticos.

Al mismo tiempo, Armstrong reconoce que las personas creen en gran medida lo que escuchan en los medios de comunicación y en los estereotipos y asociaciones culturales y sociales. Con su libro la autora trata de "sembrar una pequeña semilla de duda para que se crezca la discusión".