La historia de los correos 'spam' tiene su origen en el siglo XVIII español, relata 'El Diario'. Eran las primeras versiones de las llamadas 'estafas nigerianas' que llegan hasta nuestros días, nombre que procede de las promesas que una supuesta compañía africana hacía de transferir una considerable suma de dinero a la cuenta del 'elegido'. Las primeras versiones del correo fraudulento surgieron en España y se llamaban por aquel entonces 'fraude del prisionero español'.
En el siglo XVIII, los estafadores aprovechaban la reciente herencia de la Guerra de la Independencia española y las Guerras Carlistas para "sacar partido de la desgracia ajena", explica el medio. Escribían cartas fingiendo ser prisioneros que pedían ayuda desde la cárcel a aquellos buenos señores extranjeros que "quisieran librarles de su injusta condena". Estos 'spams' se dirigían a los extranjeros de las islas del norte de Europa, y muchas veces los timadores ni siquiera eran españoles, lo que demuestran cartas escritas en un perfecto inglés.
Otro tipo de correos fraudulentos difundidos en las tierras españolas constituía el llamado 'timo del entierro'. El delincuente prometía a su víctima un tesoro oculto bajo suelo, exigiendo a cambio una suma considerable para conseguir los planos del escondrijo. Los prisioneros se transformaban en tesoreros militares que huían con los fondos, los escondían y justo después acababan en prisión.
Es curioso que los timadores buscaban los datos de la 'victima' en una especie de 'Facebook impreso en papel' de aquel entonces. Se editaba en el Reino Unido: el llamado 'Who’s Who' ('Quién es quién'), una especie de directorio donde figuran las biografías y datos personales de “todo el que es alguien” en el Reino Unido que se sigue editando hoy 117 años después de su lanzamiento.