Unas 140 millones de mujeres y niñas en todo el mundo padecen actualmente las consecuencias de la ablación femenina, la mayoría de ellas son de origen africano.
Aunque la cruel práctica está prohibida en Kenia, las autoridades reconocen que sigue llevándose a cabo en el país, especialmente en las zonas tribales rurales.
El fotógrafo de la agencia Reuters Siegfried Modola capturó imágenes de cuatro adolescentes de la tribu pokot, en el condado de Baringo, que fueron víctimas recientemente de esta operación.
Para la tribu pokot, la ablación es un rito que marca la transición a la condición de mujer y es un requisito para todas las niñas antes de casarse, señala el diario 'El Comercio'.
Antes de que comience el ritual, miembros de la tribu pokot se reúnen alrededor de una fogata. Más tarde, durante la ceremonia, las chicas se cubren con pieles de animales y pintura blanca. Una de las madres afirmó que la ablación, llevada a cabo con cuchillos y a menudo sin anestesia, es un signo de fortaleza.
"El dolor la hará fuerte. Podrá mostrarle al resto de la comunidad que es capaz de aguantarlo", aseguró la mujer después de que su hija fuera mutilada por una anciana de la comunidad.
La ley en Kenia, que prohíbe la ablación desde 2011, prevé penas de tres años de cárcel y multas para los autores de la práctica. Además, estos se arriesgan a condenas de cadena perpetua si la niña muere a causa de la intervención. Sin embargo, activistas denuncian que continúa siendo una práctica muy arraigada.