Cuando pienso en mi vida y en las vidas de otras prostitutas entiendo que fuimos la mayor víctima de la unión de Corea del Sur con EE.UU.
Todas estas mujeres se avergüenzan de su pasado, están enfermas y viven en la extrema pobreza. Sin embargo, nadie —ni las autoridades ni la sociedad— quiere ayudarlas. Al mismo tiempo, las mujeres surcoreanas que durante la Segunda Guerra Mundial fueron esclavas sexuales de los soldados japoneses actualmente reciben una pensión de acuerdo con una ley estatal. Además, la mayoría de los surcoreanos exigen que Japón compense económicamente a estas mujeres y presente una disculpa oficial. Pero en cambio muchas personas en Corea del Sur ni siquiera saben de la existencia de esta localidad donde residen las antiguas prostitutas de los soldados estadounidenses.
El 22 de junio de este año, 122 personas de las que viven en el distrito Anjeong-ri presentaron una queja al Gobierno de Corea del Sur y exigieron una indemnización. Sin embargo, el Tribunal todavía no ha fijado una fecha para la vista de esta demanda.
Después de la guerra entre las dos Coreas en los años 1950-1953, Corea del Sur dependía en gran medida del Ejército de EE.UU. Según algunos investigadores, el Gobierno surcoreano consideraba inevitable utilizar a sus mujeres para satisfacer los caprichos de miles de soldados estadounidenses desplegados en el país. Además, los beneficios de la prostitución tenían una importancia especial para un Estado sumergido en la pobreza: los servicios sexuales de las surcoreanas y el comercio asociado representaban casi el 25% del producto nacional bruto total de Corea del Sur en los años 60.
Mi cuerpo no me pertenecía a mí, sino al Gobierno de Corea del Sur y al Ejército de EE.UU.
En 1962, el Gobierno surcoreano declaró los asentamientos adyacentes a las bases militares de EE.UU. "áreas de turismo especial" en los que la prostitución era una actividad legal. En el mismo año solo oficialmente fueron contratadas cerca de 20.000 mujeres en calidad de trabajadoras sexuales. Una de ellas cuenta: "Cuando pienso en mi vida y en las vidas de las mujeres como yo entiendo que fuimos la mayor víctima de la unión de nuestro país con EE.UU. Yo sé que mi cuerpo no me pertenecía a mí, sino al Gobierno de Corea del Sur y al Ejército de EE.UU.".
Actualmente en el sector de los servicios sexuales en Corea del Sur, según la Asociación de Feministas del país, trabajan más de un millón de personas. De acuerdo con estas estimaciones, una de cada 25 surcoreanas se dedica a la prostitución. De acuerdo con otras estadísticas, una de cada cinco mujeres de entre 15 y 29 años al menos durante un tiempo en su vida trabajó como prostituta.