Renshaw cree que la altitud tiene un impacto en la química de nuestro cerebro, en concreto al cambiar los niveles de la serotonina y la dopamina, dos neurotransmisores, sustancias químicas clave en el cerebro que transmiten señales entre las neuronas y otras células y que ayudan a regular nuestros sentimientos de felicidad. Precisamente, los antidepresivos controlan los niveles de estas sustancias químicas en el cerebro.
Utah se encuentra en una región montañosa del país conocida comúnmente como los Rockies. Para los que analizan los niveles altos de suicidio en esta región esta zona es conocida como el 'cinturón del suicidio'.
Para comprobar si las estadísticas ayudan a entender por qué tantos estadounidenses que habitan en las montañas se suicidan, Renshaw analizó datos de altitud, de suicidio y de las enfermedades mentales en los últimos cinco años.
Investigaciones
En su primer estudio de 2011 Renshaw, analizó las tasas de suicidio del estado en relación a la posesión de armas, la densidad de población, la pobreza, la calidad del seguro sanitario y la disponibilidad de la atención psiquiátrica. De todos los factores, la altitud mantenía un vínculo más fuerte con el suicidio. De hecho, el grupo de estados con atención psiquiátrica menos disponible tenía un menor número de suicidios que los estados de mayor altitud, donde la atención psiquiátrica era más disponible.Renshaw continuó su investigación y descubrió un estudio que apoya su teoría. En 2010 médicos de la Universidad Case Western analizaron las tasas de suicidios en 16 estados y descubrieron que los suicidios comienzan a aumentar entre los 2.000 y 3.000 metros de altitud en todas las regiones de Estados Unidos. EE.UU. no fue un caso especial, ya que el análisis de las tasas de suicidio en otros países, como Corea del Sur y Austria, tuvo resultados similares.
Sobre la base de una comparativa entre las tasas de suicidio en las zonas por encima y por debajo de los 2.000 metros, Renshaw afirma que los que viven a una altitud elevada, cometen suicidio un 30% más a menudo que en otras regiones.
Demasiado aire fresco
Renshaw cree que el aire que carece del oxígeno altera la química del cerebro, haciendo caer el nivel de la serotonina y aumentar el de la dopamina.La serotonina ayuda a estabilizar las emociones, pero a menudo este neurotransmisor acentúa nuestro estado de depresión. La dopamina, un neurotransmisor excitante, juega un papel vital en nuestra capacidad de concentración. Muy poca dopamina puede hacernos despistados, mientras que un aumento de la dopamina provoca hiper-concentración y sentimientos de euforia.
Entonces, ¿por qué residentes de Utah no parecen verse afectados por el aumento de los niveles de dopamina? La respuesta está en cómo los cambios en los niveles de neurotransmisores afectan a la química del cerebro individual, ya que, según Renshaw, la deficiencia de serotonina que debe estabilizar las emociones exacerba los síntomas de ansiedad y depresión, lo que aumenta la probabilidad de cometer suicidio.