"Para gobernar hay que conocer lo más posible acerca de los ciudadanos. Es por eso que los gobiernos en los últimos siglos han comenzado a convertirse en máquinas estadísticas y depósitos enormes de datos", dice el periodista Viorel Bytka, en la revista rusa 'Slon' . Según él, toda esta información podría ser más útil si fuera abierta y disponible.
Las estadísticas del gobierno, que son usadas por ejemplo para recaudar impuestos o predecir la cosecha, serían mucho más beneficiosas si se hicieran públicas. Sobre todo para empresarios y científicos, que podrían utilizarlas para hacer análisis en distintas esferas de la vida. Hay buenos ejemplos de servicios basados en datos del Estado y que son útiles para los ciudadanos. Por ejemplo, el proyecto FlyOnTime, que utiliza datos públicos de los aeropuertos para informar acerca de la puntualidad de los vuelos.
El análisis de las bases de datos no sólo puede ser útil para la gente, sino también para los gobiernos, que puede utilizarlas con el fin de encontrar defectos en el sistema. En este sentido, el portal de EE.UU. 'Do not pay' reúne en una base los nombres de personas que reciben pagos ilegalmente del presupuesto del gobierno.
Un gobierno tampoco puede desarrollarse sin acceder a los datos que se acumulan en el sector privado, como por ejemplo las redes sociales. Los gobiernos ya se integran con servicios útiles como Google Maps, por ejemplo. Entre las redes sociales, Twitter se destaca como la más rápida. Después del terremoto de Haití en 2010, las autoridades analizaron los mensajes en esta red para detectar rápidamente donde surgía un brote de cólera y enviar médicos.
A pesar de que hay ciertos casos de cooperación entre la sociedad y el gobierno a la hora de compartir datos, hay quienes temen que los gobiernos pueden llegar a controlar el cien por ciento de nuestras vidas e imponer regímenes represivos. “Hay que limitar la capacidad del Estado a la hora de utilizar nuestros datos y aprovechar los de ellos. Necesitamos empresas que sean instrumentos de control sobre estas bases de información”, sostiene el periodista. Asimismo, agrega que hay que compartir los datos, pero protegiendo aquellos de índole personal. "La apertura debe funcionar para ambos lados", concluye.