Rosalie Boli, defensora de derechos de condenados a muerte ha llegado hasta aquí no para verse con su cliente, sino con su marido Oscar Bolin, asesino y violador en serie. Se casaron en 1996, diciéndose sus votos matrimoniales por teléfono. Ella estaba en su casa con el vestido de novia y él en uniforme de color de naranja sentado en su celda en el corredor de condenados a muerte. Bolin violó y asesinó al menos a cuatro mujeres, y la policía lo considera sospechoso de otros asesinatos. Su esposa reconoce que su marido es un violador, pero trata de evitar este tema durante la conversación, cuenta la periodista.
Estas mujeres, según ellas, mantienen relaciones con hombres extraordinarios. El 'romanticismo' de la celda del condenado a muerte les ayuda a llevar estas relaciones a un nivel más alto, es decir con personas 'celebres'Cuando Rosalie conoció a Oscar ella estaba casada con cuatro hijas. Boli sentía que el objetivo de su vida era salvar a los condenados a muerte. "La primera vez que yo asistí a una ejecución, estaba aterrorizada. Se nos enseña a no matar, y es lo que el Gobierno está haciendo. Entré en la cámara de Oscar, él me preguntó: '¿Quién eres?', y yo le contesté: 'Fui enviada para ayudar. Soy tu ángel de la guardia'. Él fue muy honesto conmigo, y yo estaba intrigada. Entonces no lo reconocí, pero fue el amor a primera vista", cuenta Boli. Durante una de las audiencias, Bolin la miró y le dijo moviendo los labios, en silencio: "Te amo".
Casarse con Bolin no fue una decisión fácil para Rosalie: se vio obligada a renunciar a la patria potestad sobre sus hijas. Durante la entrevista Rosalie mostró un video hecho por su hija Katherine en el que ésta pregunta a su madre si ella entiende lo dura que fue esta decisión para ella y sus hermanas, y en el que ambas acaban llorando.
Las características de este tipo de relaciones son la desigualdad de clase y la erotización de la imagen de la bestia enjaulada, que espera a su salvadora, explica Bindel. Las mujeres que entrevistó la periodista hablan con orgullo de estos hombres rechazados por la sociedad, pero que tuvieron la suerte de ser "salvados" por ellas, y con los que se intercambian cartas cargadas de sentimientos. "Estas mujeres, según ellas, mantienen relaciones con hombres extraordinarios. El 'romanticismo' de la celda del condenado a muerte les ayuda a llevar estas relaciones a un nivel más alto, es decir con personas 'celebres'. Otro factor importante es el hecho de que fueron capaces de atraer a un macho ultra alfa, alguien que es capaz de realizar un acto muy crueles", comenta la psicóloga Edith Cowan, de la universidad de Joondalup, Australia.