El secreto de la larga vida de los ancianos caucásicos
Trata a la gente como quieres que te traten a ti. Profesando ese principio, durante toda su vida un anciano del Cáucaso Norte ruso ha logrado superar el siglo de vida. Sin embargo, las relaciones humanas no son el único fundamento de una larga vida.
Dormir la siesta y comer todo lo que te dé la gana. Ésta es la receta de longevidad dada por Mujadin Murtazov, un anciano que vive en una aldea del Cáucaso ruso, y que acaba de cumplir 108 años.
“Hay que vivir con tranquilidad, no discutir con nadie, trabajar día y noche, rezar a Alá y no hacer nada malo a otra gente. Eso es lo que yo considero que es la felicidad”, cuenta Mujadin cuando se le pregunta por el secreto de su larga vida.
Mujadin nació a principios del siglo pasado y vivió todos los giros que dio la historia rusa en más de cien años, incluyendo la Revolución socialista y las Guerras Mundiales. Sin embargo, él no está sólo cuando quiere adentrarse en los recuerdos: en su pueblo viven otras 15 personas que superan los 90 años y 6 que tienen ya más de 100.
Una de ellas es Aishat, que siempre ha vivido en este pueblo montañoso. Durante sus 104 años ha visto la muerte de muchos amigos, familiares y algunos de sus hijos. A pesar de todas las peripecias de la vida, nunca perdió su energía y vitalidad.
Los vecinos de esta aldea caucásica viven según las tradiciones, y esto les hace sentirse muy unidos. La mayoría de la gente profesa el Islam y la mezquita les sirve como punto de encuentro diario tanto con Alá como con sus amigos.
Entre las costumbres más arraigadas de la población de Kabardino-Balkaria está la de brindar una atención especial a las personas de la tercera edad. Faltar el respeto a la gente mayor es un acto vergonzoso. Los jóvenes suelen pedirles consejo a los mayores. No saber los nombres de los parientes de las últimas siete generaciones es una deshonra y una falta de aprecio a los antepasados.
El pueblo está situado en un lugar envidiable: mientras en las aldeas vecinas llueve, aquí puede hacer un día soleado. Pero no son sólo las condiciones climáticas las que hacen vivir a la gente más años, aquí más que en otros sitios, las cálidas relaciones humanas se convierten en el mejor terreno para que siga siendo una aldea de longevos.