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Servir y proteger... sobre tacones

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El creciente número de mujeres que integran la policía rusa hace que los ciudadanos confíen más en esta institución. No es una imagen común en el país, pero en la ciudad de Astracán, al sur del país, comienza a serlo.
Servir y proteger... sobre tacones

El creciente número de mujeres que integran la policía rusa hace que los ciudadanos confíen más en esta institución. No es una imagen común en el país, pero en la ciudad de Astracán, al sur del país, comienza a serlo.

Poco a poco, la mujer empieza a abrirse camino en el cuerpo de Policía. A pesar de los primeros obstáculos y prejuicios, los hechos hablan por sí solos.

“Las mujeres suelen mostrar resultados muy buenos dentro de la Policía. Por ejemplo, con el uso de las armas. El motivo es que son más tranquilas que los hombres”, expresó Tveriguin Mijaíl, teniente coronel.

Como cada día, Vera Petrúnina se prepara para ir a su trabajo. Un oficio que le viene de tradición. Su padre y su abuelo formaron parte de las fuerzas del orden público. Para la mujer los requisitos son medir 1 metro 65 centímetros y tener entre 19 y 35 años. Ahora, Vera sueña con ser alguien importante en el cuerpo, pero asegura que el camino no es sencillo.  

“Al terminar la academia, muchas chicas llegan al trabajo y no pueden resistir la presión y lo dejan. En nuestra profesión las virtudes más importantes son el valor, la responsabilidad y la perseverancia”, resaltó Vera.

Al colgar el uniforme, Vera disfruta de su familia. Paradójicamente, a ella no le gustaría que sus hijas tuvieran su mismo trabajo. Algo similar le pasa a su madre. Se siente orgullosa de Vera, pero sabe que es una profesión arriesgada.

“Claro que me preocupo mucho por Vera. Tiene un trabajo muy peligroso, pero tratamos de apoyarla porque ha sido el sueño de toda su vida. A pesar de que es policía, es muy buena madre, mujer y ama de casa”, contó Petrúnina Galina, madre de la policía.

Con el paso del tiempo, los estereotipos sobre el género femenino se van borrando y, a su vez, la mujer rusa va cambiando algunas de sus costumbres. Según algunos oficiales, al principio, las mujeres llegaban a la oficina con una vestimenta muy poco práctica para trabajar.

“Antes no estaba prohibido llevar tacones, faldas y pelo suelto, y así iban. Pero desde hace un tiempo todos se visten de manera igual, según el reglamento establecido. Al entrar en el edificio de nuestra subdivisión ya no son mujeres, sino agentes del orden”, explicó Serguéi Avdéyev, teniente coronel de la policía.

Para Saidá lo más difícil fue convencer a muchas personas escépticas de su desempeño. Ahora, en Astracán, las mujeres no solo trabajan en la administración de la policía, sino que es habitual verlas patrullar las calles.

“Trabajando de policía, he aprendido muchas cosas. A tratar mejor a la gente, a usar el arma y a dominar técnicas de combate. Me parece que cada mujer debe saber hacer todo”, dijo la policía Galíeva Saidá.

Actualmente, Saidá asegura que se siente muy apoyada por sus compañeros. Y no sólo por ellos. Los ciudadanos también son una gran fuente de satisfacción para ella. 

“Me parece bien que haya mujeres en las fuerzas de seguridad. Si quieren servir, es su derecho. Hay muchos trabajos duros que cumplen las mujeres, por ejemplo, manejan grúas”, opinó una peatona.

“Si han elegido este trabajo, saben que pueden cumplirlo. Cualquier mujer puede salvar las dificultades”, dijo otra.

Además, las características psicológicas de la mujer es otro de los valores agregados. La percepción de los ciudadanos es que ahora el trato con la Policía es más amable y humano.

Por ahora, las mujeres representan un bajo porcentaje dentro de las fuerzas del orden público. Sin embargo, este pequeño número de policías supone un gran paso para la igualdad de género. Todo parece indicar que han abierto una puerta que ya jamás se cerrará.

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