Siguen discriminando ideológicamente a Rusia en EE. UU.
Rusia sigue padeciendo una discriminación ideológica por parte de la élite política y la prensa en Estados Unidos, según reiteraron los asistentes a un simposio en Washington dedicado al mantenimiento de los negocios ruso-americanos.
Los empresarios que expusieron ante sus homólogos su experiencia de inversiones en el mercado ruso o de planteamiento y desarrollo de un negocio en Rusia, reiteraron en muchas ocasiones que en este país abundan oportunidades vastas y ventajosas para hacer esas cosas. Pero el cuadro del momento no cambia desde hace una década: las compañías que habían penetrado en el mercado durante los años 1990 se sienten complacidas, como regla general, disfrutan de aquellas ventajas e intentan amplificar su presencia, mientras que las demás pierden tiempo aplazando su entrada.
La principal oficial ejecutiva de la sucursal moscovita de una oficina jurídica, Dechert LLP, Laura Brank advirtió de “una cavilosidad muy fuerte” respecto a Rusia en las compañías del hemisferio occidental. “Una vez planteado el tema de un negocio en Rusia, la gente recuerda la corrupción y la delincuencia, juzgando por los titulares de la prensa, al tiempo que en China, Brasil y otros países unos escándalos similares no atraen el mismo nivel de la atención mediática”, destacó la empresaria.
Otro letrado estadounidense muy conocido, William T. Robinson, que tiene su consultorio privado en Moscú desde hace una veintena de años se expresó más drásticamente: opinó que el enfoque norteamericano hacia Rusia se definía con unos estándares dobles que han permanecido desde la época de la 'Guerra Fría'.
“Nadie aquí le recomendaría a uno abstenerse de las inversiones en China, a causa de que hubieran sido demasiado arriesgadas —explicó—. Mientras cada persona iniciada conoce que en el aspecto de la corrupción y obediencia de las leyes la situación es, en mucho, peor en China que en Rusia. Es que simplemente se suele admitir que allí es normal es OK. Y en Rusia no es OK".
Son justificadas las comparaciones no solo con la República Popular, sino con la propia Norteamérica, considera el letrado. “Criticamos Enron, Worldcom o AIG —Robinson se refirió a los antihéroes de los escándalos mediáticos de la década pasada—. Al mismo tiempo entregamos con razones desconocidas una carta blanca a Jodorkóvski. Él está fuera de la crítica (...) soportamos la independencia de las antiguas repúblicas soviéticas, pero la negamos a Abjasia y Osetia del Sur”.
Robinson dedujo que la única manifestación de la coherencia en la actitud estadounidense a este y muchos otros respectos era hacer frente a la postura de Rusia. Debido a eso la Casa Blanca congratuló la solidaridad del Kremlin después de los atroces atentados del 11-S contra Nueva York y Washington, pero en su turno no cumplió sus promesas en cuanto a la cancelación de la decantada enmienda de Jackson-Vanik y al ingreso de la Federación en la Organización Mundial del Comercio.
En su totalidad, los participantes del simposio, organizado por la coalición de negocios euroasiática y el Centro 'Eurasia', admitieron que erradicar los prejuicios muy arraigados sobre los negocios americanos en Rusia ocuparía años. Pero este fin es alcanzable solo bajo condición de que las autoridades y la prensa de EE. UU. impliquen esfuerzos conjuntos en este sentido y no en el contrario.