Los cristianos palestinos en una línea de fuego cruzado

En Cisjordania, los cristianos palestinos se encuentran en una línea de fuego cruzado, sufriendo ataques tanto de extremistas judíos, como de musulmanes. Así en Belén -ciudad que es considerada como el lugar de nacimiento de Jesucristo y que actualmente, del 85% de la población cristiana queda menos del 10%– las agresiones a estas minorías son cada vez más frecuentes.

Así cuenta su tragedia una de las numerosas víctimas de la complicada situación, María, cuyo intento de ir a la Plaza del Pesebre en Belén para predicar a Cristo, lo que anteriormente solía hacer sin temor, casi le costó la vida: su casa fue incendiada y ella misma logró evitar de milagro un ataque en la calle.

“Ya no me siento en casa, aquí tengo la impresión de que soy forastera. A veces me parece que los musulmanes lo controlan todo, así mi nieta está obligada a estudiar el Corán”.

Otra víctima de esa intolerancia religiosa fue David Ortiz, un pastor cristiano de la ciudad de Ariel que varias veces había recibido amenazas de muerte por parte de judíos y musulmanes por tratar de convertirlos a su fe.

“La primera vez que traté de repartir biblias en una aldea musulmana, me dieron una paliza”.

Alguien le sintió tanto odio al pastor que hasta dejó una bomba escondida en un paquete de golosinas cerca de su casa. Su hijo de 15 años de edad que lo abrió inconsciente del peligro que ocultaba dentro, sobrevivió de milagro.

Pasados 3 años, la policía israelí logró encontrar al culpable. El autor del cruel atentado, muy orgulloso de lo que hizo ya que lo consideraba como 'un favor a Dios' resultó ser un judío radical que vivía en un asentamiento israelí cercano que anteriormente ya había asesinado a dos árabes.

Mientras tanto hay algunos musulmanes que decidieron abrazar el cristianismo en los últimos años. Uno de ellos es Tass Abu Saada que admite los ‘errores que cometió en el pasado’.

“Cuando luchaba por Arafat, odiaba a los cristianos y a los judíos. Andaba por Jordania buscando sus casas y lanzaba granadas, y también tiraba contra sus coches por que pensaba que los cristianos eran espías de Israel”.

Sin embargo, este caso es más bien una excepción de la lúgubre regla de que muchos cristianos palestinos aún se sienten en la 'Tierra Prometida' como entre el yunque y el martillo.