Los desamparados en Moscú que buscan un hogar para poder sobrevivir el crudo invierno ruso ahora tienen un ángel custodio, la "Doctora Liza", cuyo nombre real es Yelizaveta Glinka. Un grupo de voluntarios que encabeza les provee no solo de alimentos y asistencia médica, sino también de afecto y calor humano sin recibir nada a cambio.
La tarea principal de Yelizaveta Glinka es ayudar a centenares de indigentes a encontrar un hogar. En Moscú también ha notado lo importante que sería construir un lugar donde albergar y atender a los más desamparados.
“Creo que es absolutamente necesario construir hospitales especiales para los pobres, pero desconozco a qué nivel se puede promover esta idea, que por cierto existe en todas partes del mundo excepto aquí”, dice Liza, que cada semana recorre las calles moscovitas buscando gente sin hogar que necesita comida y atención. “Se trata de personas que pueden ser curadas y que se pueden reinsertar a la vida normal. Además, no es solo un tema que afecte al paciente, alrededor de él hay gente que también se ve afectada, y ellos no tienen dónde ir por ayuda”, continúa.
Cientos de indigentes están obligados a buscar los rincones alejados del frío para poder sobrevivir en las duras condiciones del invierno ruso. Para muchos de ellos hasta las estaciones de trenes se convierten en casas, pero a menudo esta gente no encuentra refugio. Por eso entregar afecto y hacerles sentir que alguien se preocupa por ellos es parte importante del trabajo de los voluntarios.
“Vivo bajo la plataforma del tren, somos cerca de cuarenta los que estamos ahí”, cuenta Serguéi Arkadiev, uno de los protegidos de Yelizaveta.
En su importante labor la mujer no está sola. Cuenta con la colaboración de varios voluntarios. Sin recibir nada a cambio, ellos trabajan altamente motivados por el liderazgo de la "Doctora Liza": preparan bocadillos y té para numerosas personas que viven en las estaciones de trenes.
El sueño de abrir un hospital continúa y la "Doctora Liza" espera seguir el modelo de la organización que ya levantó en Kiev, capital de Ucrania, basado en un sistema de financiación mixta. Mientras tanto, se ampara en los cientos de kilos de productos de asistencia que le llegan a través de su blog… porque a la hora de ayudar las redes sociales también sirven.