¿Cómo deben vestirse las mujeres rusas en los lugares públicos? La Iglesia Ortodoxa plantea esta cuestión proponiendo un código nacional de vestimenta que repruebe llevar prendas demasiado "provocativas". Sin embargo, muchos opinan que en una sociedad moderna cada uno es libre para ponerse lo que quiera.
Semanas antes de la llegada del calor, en Rusia se han desatado debates, estos sí acalorados, sobre la vestimenta apropiada para los lugares públicos. El encargado de las relaciones de la Iglesia Ortodoxa con la sociedad, Vsévolod Chaplin, criticó a la mujer rusa por su forma de vestir que calificó como "provocadora e indebida", proponiendo, además, un código nacional de vestimenta ortodoxa. Esto ha generado una importante polémica y encendidos comentarios en la sociedad civil reflejados en el espacio virtual.
Las aclaraciones posteriores explicaron que se trata de meras recomendaciones para elevar la espiritualidad a nivel nacional. “No estamos hablando de una especie de policía que controle a la gente por su forma de vestir. La sociedad misma debe cuidar las apariencias y cumplir con las reglas no escritas”, dice el vicejefe del Departamento Sinodal de Relaciones entre la Iglesia y la Socedad, Gueorgui Roschin.
Hay mujeres rusas que son ortodoxas practicantes, como María Velekzhánina, y que se guían por los cánones de la Iglesia en la vida cotidiana. Según ellas, a veces cuesta escoger ropa para su atuendo ideal ya que “lo que se considera que está de moda hoy, para nosotras es inadmisible”, confiesa. La joven está convencida de que la ropa más discreta resalta la atención hacia su personalidad.
Pero un gran número de personas destacan también que la sociedad rusa es laica, por un lado, y al mismo tiempo es multiconfesional. Por eso debe existir la libertad para vestirse como uno quiera. De hecho, a nadie le sorprende el código de vestimenta corporativa o el hecho de que ciertos establecimientos de ocio no dejen entrar a clientes en pantalones cortos, chancletas o ropa deportiva.
Los profesionales de la moda creen que el enfoque debe trasladarse del aspecto religioso hacia el respeto mutuo entre personas de diferentes sexos, edades y confesiones. La generación moderna está desorientada en su consumismo compulsivo y su apariencia a menudo "ofende a la vista", según opina la diseñadora y presentadora de televisión rusa Tasha Strógaya.
El remedio es “educar en casa, a través de la televisión y las revistas de moda, porque prohibir no tiene sentido, pero inculcar buen gusto, sí”, afirma.
La mujer puede quejarse de no tener nada que ponerse o cambiar de ropa varias veces al día. Puede seguir las últimas tendencias de la moda o ignorarlas por completo. Pero en algo es constante: cuando de su armario privado se trata, es ella la que elige a qué abrir la puerta y a qué no.