La prostitución infantil se convierte en un tema preocupante en la sociedad polaca. Mientras algunos prefieren silenciar el debate, también hay quienes tratan de llamar la atención pública y mostrar el lado oscuro de la realidad a través de la pantalla.
Un ejemplo es el film polaco llamado 'Swinki'. La película aborda abiertamente la prostitución infantil y la pedofilia en los barrios más desfavorecidos del Este de Polonia.
Tomek, el protagonista del filme, no sólo es un personaje de ficción. Detrás de su historia hay casos de carne y hueso. A veces, es un buen camino para denunciar realidades soterradas como ésta es el cine social.
“Los niños de los que hablo en mi película provienen de familias muy pobres. Ellos no tienen dinero, pero tienen altas aspiraciones. Quieren llevar ropa de marca, y siempre desean estar a la última. Es por eso que llegan a la prostitución”, explica Robert Glinski, director de 'Swinki'.
A través de la historia de Tomek, salen a la luz los bajos deseos de los adultos que aparecen en el film y también, se descubre la dificultad de los adolescentes por encontrar su propia identidad. El joven actor, Filip Garbacz, reconoce que fue una experiencia impactante.
“Estaba un poco nervioso porque este era mi primer papel y la trama era bastante perturbadora. Yo había escuchado algunas historias sobre la prostitución infantil en Polonia, pero nunca creí que hechos así pasaban con tanta frecuencia. Es algo que uno no suele escuchar en las noticias”, cuenta Filip.
Sin embargo, 'Swinki' no es la única película de este tipo que ha tenido el respaldo de la taquilla. La película 'Mall Girls' que fue grabada de principio a fin en un centro comercial, cuenta la historia de varias adolescentes que viven por y para la moda. Por eso, en estos lugares ofrecen servicios sexuales a potenciales clientes a cambio no de dinero, sino de ropa, zapatos o simples teléfonos móviles.
Esta cinta pretende ilustrar la carencia de valores de una parte de la sociedad. El personaje del patrocinador es su mejor reflejo. Un hombre adinerado que paga los caprichos de una adolescente por favores sexuales. Según algunos expertos, la falta de comunicación entre los padres y los hijos hace más complejo este problema.
Según la opinión de la psicóloga, Agnieszka Pawlowska, en estos casos, no es culpa de los adolescentes, sino de su entorno social. Además, Polonia es un país católico, en donde muchas familias no se atreven a hablar abiertamente de que existe la prostitución. Entonces, cuando aparecen este tipo de casos, también los padres necesitan ayuda psicológica inmediata.
Los más escépticos de este tipo de películas aseguran que estos filmes muestran una realidad deformada y alejada de la norma pero algunos padres van más allá y acusan a estas películas de enseñar a sus hijos nuevas maneras inmorales de ganar dinero.
Independientemente de los aplausos y las críticas, ambas películas han conseguido su objetivo: desenterrar de nuevo el problema de la prostitución infantil para que la sociedad polaca reabra este debate.