Mientras Italia afronta la crisis económica con una enorme tasa de desempleo como uno de los factores importantes, la población en general y, principalmente, los jóvenes, tratan de encontrar su propio camino para alcanzar una vida mejor.
"Italia es un país de personas de edad”, lamenta Francesco Polacchi, el líder de la Unión Estudiantil Blocco Studentesco. “Es difícil para los jóvenes encontrar trabajo o hacer oír su voz. No solo somos una generación privada de nuestro futuro, sino también de nuestro presente".
Uno de las soluciones que ven es mirar hacia la historia del país, y lo que más gusta a muchos allí son los tiempos fascistas de Benito Mussolini. Con los recuerdos de esta época crean organizaciones neofascistas como Casa Pound, bautizada en honor al poeta estadounidense Ezra Pound, quien apoyó completamente el régimen de Mussolini y luego la República Social Italiana durante la Segunda Guerra Mundial.
“Creemos que el fascismo fue un gran período en el pasado de Italia, uno de esplendor cultural y artístico”, dice Gianluca Iannone, el líder del grupo. “No podemos dejar de etiquetarnos a nosotros mismos como fascistas. Estamos siendo testigos del fin del régimen de partidos políticos. Movimientos como este se impondrán a ellos”.
Uno de los fundamentos de la ideología de esta organización es la lucha contra el lucro y la carestía, prometen asegurar una vida mejor pero, como pasa con frecuencia con los movimientos neofascistas, muchos describen a sus miembros como gente que se basa en la violencia y agresión, y exigen el cierre de las sedes de la Casa Pound en italia.
"Casa Pound es un fenómeno peligroso”, opina Fabio Nobile, miembro de la Federación de Partidos de Izquierda. Recibí una amenaza, por teléfono, cuando me opuse a la financiación pública de un concierto que organizaron en Roma. Me trataron de intimidar, de amenazar con canciones de su banda de rock y luego colgaron".
Pero con todo, los deseos difundidos de una Europa autosuficiente, la reivindicación de los valores nacionales, el freno a las multinacionales, el derecho a una vida mejor y a la seguridad social, entre otros, podrían hacer que en un plazo bastante corto este colectivo —junto a otros parecidos— sumara más adeptos y con ello lograra una mayor presión social y política.