El 1 de mayo se celebra la beatificación de Juan Pablo II. Habitualmente la Iglesia católica tarda décadas en este tipo de procesos. Sin embargo, esta vez el papa Benedicto XVI necesitó solo algo más de un mes para hacer una excepción única en la historia moderna y declarar esta beatificación, argumentando que es por la necesidad de satisfacer la demanda de los creyentes. Mientras tanto hay muchos, incluso entre el clero, que han alzado su voz contra este evento. ¿Por qué se generan estas polémicas alrededor de la beatificación de uno de los papas más longevos de la historia? RT trata de analizar la imagen contradictoria de un papa que está a un paso de ser proclamado beato.
'Milagro'
El 13 de mayo de 2005, unos 40 días después de la muerte de Juan Pablo II, el actual papa Benedicto XVI aprobó la beatificación anticipada de su predecesor. Declaró en un comunicado que la celeridad de este proceso respondía a la "imponente reputación de santidad" de Juan Pablo II, durante su vida y tras su muerte. Más tarde el Vaticano pudo reforzar la justificación del inicio tan rápido del proceso con el 'milagro' hecho por el papa difunto.
El supuesto milagro estaba relacionado con la curación de la monja francesa Marie Simon-Pierre. La religiosa fue diagnosticada de Parkinson en 2001, enfermedad que también sufría Juan Pablo II. Tras rezar pidiendo ayuda al papa le desapareció el dolor y la vibración espontánea de sus extremidades. El escrutinio de los médicos confirmó que la monja se había curado inexplicablemente. Más tarde algunos medios europeos mostraron dudas respecto al diagnóstico señalando que existen algunas variantes de la enfermedad de Parkinson que son curables. Sin embargo, en enero de este año el milagro fue reconocido por el Vaticano.
'Santo Súbito'
No obstante, un supuesto milagro no puede ser la única causa para la beatificación, deben existir otras razones políticas, institucionales, culturales. ¿Qué es un beato para la Iglesia católica? Es alguien a quien se puede mostrar como un ejemplo a seguir, a quien se le reconocen virtudes excepcionales.
Sin duda alguna, Juan Pablo II fue una de las figuras claves del siglo XX, cada palabra pronunciada con su voz débil, tuvo un enorme significado. Sigue en el imaginario de millones con su carisma un papa-peregrino que recorrió el mundo, se reunía cara a cara con las multitudes, bendecía a los humildes, apoyaba a los desdichados. Los esfuerzos de Karol Wojtyla permitieron poner a la Iglesia en todos los rincones del mundo. Participó activamente en la política mundial como cuando en 1978 jugó un papel de mediación para evitar un conflicto armado entre Argentina y Chile. Solo en América Latina, visitó 26 países en viajes apostólicos, incluso visitó Cuba en 1998. Realizó varias misas en la isla y dijo a los cubanos que si no podían ir a Roma, él se acercaría a ellos sin importar las condiciones en el que vivían.
Jugó asimismo un papel decisivo para poner fin al comunismo en su Polonia natal y, finalmente, en otros países de Europa, así como en la mejora significativa de las relaciones de la Iglesia católica con el judaísmo, el islam, la Iglesia ortodoxa oriental, y la Comunión Anglicana. Juan Pablo II alcanzó fama como defensor de los derechos sociales, aunque con un rumbo conservador.
Juan Pablo II pidió perdón públicamente por los pecados de la Iglesia católica. Confesó la culpa de la Iglesia por las persecuciones de los judíos, las guerras religiosas y otros errores. Nunca antes en la historia ni una confesión ni una religión pidió perdón de igual modo.
Al fallecer el Pontífice, los peregrinos de todo el mundo acudieron a la Plaza de San Pedro y, sin dar lugar a dudas, lo proclamaron 'Santo Súbito'.
Adorado por unos, odiado por otros
Hasta hoy día el papa polaco no deja indiferente a nadie, millones le amaban y siguen amando, millones le criticaban y le siguen acusando. La personalidad de Juan Pablo II generó polémicas entre los progresistas por haberse opuesto al uso de preservativos para prevenir el sida y no haber apoyado los matrimonios gays. Los ultraconservadores, por su parte, también están en contra de la beatificación ya que le acusan por haberse alejado demasiado de las tradiciones y someterse a los ritmos modernos.
Al conocerse la noticia sobre la beatificación del religioso, se han alzado voces de protesta, incluso entre los teólogos y religiosos. Han salido a luz varios artículos, manifestaciones y hasta varios libros que resumían los argumentos acusatorios de los opositores del acto. El libro más escandaloso fue el del historiador británico David Yallop 'El Poder y la Gloria: La historia oculta del Papado de Juan Pablo II', donde el autor se aleja de la historia oficial y, basándose en testimonios y documentos, destrona la imagen impecable de Karol Wojtyla. Acusa al Sumo Pontífice de la incapacidad de combatir la corrupción en el Vaticano, del encubrimiento de los casos de pederastia y del supuesto apoyo de dictadores sangrientos. "El Pontificado es igual de grandioso en sus planes, como dudoso en sus resultados", resume Yallop.
En su libro el historiador aconseja al Papa "contratar al 'abogado del diablo'", aunque este puesto fue reformado por el mismo Juan Pablo II en 1983 pasando a denominarse 'promotor de la justicia'. En realidad en el Vaticano existía este cargo, el 'abogado del diablo' era el procurador fiscal que tenía que reunir los datos sobre la vida de los pretendientes a la beatificación o la canonización, indicando sus pecados que impedirían este proceso. La cancelación de este puesto le permitió a Karol Wojtyla durante los 26 años de su estadía como papa realizar casi 500 canonizaciones y más 1.300 beatificaciones, una cifra sensiblemente mayor a la de sus predecesores en los últimos cinco siglos.
Pederastia, el lado oscuro del Vaticano
El argumento clave de los opositores de la beatificación es no haber sabido o haber encubierto los casos de pederastia en el clero. Sobre todo se subraya su relación con Marcial Maciel, el escandaloso fundador de la congregación católica Legión de Cristo. Juan Pablo II apoyó a Maciel y su congregación hasta el último día de su vida, incluso a pesar de que se reveló que el religioso a quien el Pontífice llamaba "Ejemplo de Juventudes" no solo tuvo hijos, sino que también era pedófilo y abusaba de menores. La primera acusación contra Maciel fue presentada en 1997, cuando el escritor Jason Berry declaró que durante años exseminaristas de Marcial se sometían a violencia sexual. Juan Pablo II, a su vez, ignoró las acusaciones. En 2004 Berry publicó el libro 'Voto de silencio', donde a partir de los testimonios de las víctimas describió este lado oscuro del Vaticano y en particular el caso de Marciel. Solo al cabo de los años, fue ya Benedicto XVI quien hizo abandonar Roma a Marciel a cambio de olvidar las acusaciones de pederastia presentadas contra él y los curas que formaban parte de la organización.
Supuesto apoyo de la dictadura
Además se vincula al papa polaco con los dictadores. Los adeptos de este punto de vista dan muchas pruebas, por ejemplo, que el dictador de Guatemala Ríos Montt, al que se le imputa un genocidio de 200.000 indígenas, ejecutó a varios adversarios políticos una semana antes de recibir a Juan Pablo II en 1983. O que Juan Pablo II aceptara ser recibido por el general Videla, al que se le atribuye el asesinato de miles de argentinos.
Sin embargo, el argumento clave son las supuestas relaciones de Karol Wojtyla con el sangriento dictador chileno Augusto Pinochet. Se sabe que Pinochet comulgó de la mano del Sumo Pontífice. El 18 de febrero de 1993, Juan Pablo II mandó una carta al dictador, felicitándole a él y a su esposa por las bodas de oro matrimoniales. En aquel entonces el nuncio del Vaticano en Chile, Ángel Sodano, le agregó por escrito lo siguiente: "Su Santidad conserva el conmovido recuerdo de su encuentro […] con ocasión de su extraordinaria visita pastoral a Chile".
A principios de mayo de 1999 el papa Juan Pablo II envió un mensaje de apoyo al dictador a la Cámara de los Lores británica, que en aquel entonces estaba decidiendo sobre la extradición de Augusto Pinochet. También apoyó la tesis de que Pinochet tuviera el beneficio de inimputabilidad de la persecución judicial como exjefe de Estado. El portavoz del Vaticano, Joaquín Navarro-Vals, explicó este apoyo argumentando que "la Santa Sede apoyaba el arrepentimiento en todas partes, incluso en Chile". Más tarde el entonces secretario del Vaticano Angelo Sodano caracterizó las acciones de Pinochet como "un intento de conservar la integridad del país".
Estos acоntecimientos provocaron una profunda indignación de las organizaciones chilenas de parientes de las víctimas de la dictadura. Se envió un sinnúmero de mensajes furiosos a la Santa Sede. "La Iglesia católica no puede afirmar que los asesinatos, secuestros, torturas pueden ser dejados sin castigo", decía uno de ellos.
¿Cree que Juan Pablo II merece ser beatificado? ¿Por qué actos? Si tiene algún comentario, RT les ofrece su espacio para ello.